La Dirección General de Salud Pública y Adicciones, dependiente de la Consejería de Sanidad, ha elaborado recientemente un informe con recomendaciones en materia de salud pública en relación a la realización de quemas de alpacas de paja y similares en cultivos, entre las que incluye su prohibición y sustitución por técnicas alternativas que no supongan daño para la salud humana o el medioambiente, según indica Ecologistas en Acción en una nota de prensa.
Este tipo de quemas es una práctica minoritaria que, desde hace pocos años, se utiliza de manera recurrente en comarcas como la Vega Alta durante los meses de febrero y marzo. Con ello se pretende paliar los daños de las heladas en cultivos de variedades extratempranas. Sin embargo, el resultado es que se generan densas nubes de humo que disparan los niveles de contaminación, afectando durante horas a poblaciones como Cieza o Abarán, entre otras.
En su informe, Salud Pública explica que “las quemas de balas de paja y de sustancias químicas como parafina en cultivos agrícolas con objeto de mitigar el efecto de las heladas, han ocasionado varios episodios de problemas de contaminación atmosférica, al superar ampliamente niveles permitidos de contaminantes”. Por lo que se recomienda su prohibición, y su sustitución por técnicas alternativas a la quema que no supongan daño para la salud humana o el medioambiente.
Ecologistas en Acción, que muestra su satisfacción porque desde Sanidad se reconozca la gravedad de estas prácticas, demanda a las administraciones, ayuntamientos y Comunidad Autónoma, que dejen de hacer como si no pasara nada y que busquen soluciones a una situación que sigue afectando a miles de personas.
De hecho, explican, el último episodio tuvo lugar el pasado 24 de febrero. Ese día se registraron niveles de contaminación muy elevados durante ocho horas seguidas, llegándose a alcanzar picos de partículas (PM10) cercanos a los 500 microgramos/m3, diez veces por encima del límite permitido.
Por último, el informe de Salud Pública también hace referencia a las quemas agrícolas de restos de podas y rastrojos. Sobre estas, se recomienda que las mismas tengan un carácter excepcional, y que su autorización responda siempre a un riesgo fitosanitario real y comprobado por parte de la administración competente en materia de Sanidad Vegetal, a diferencia de lo que ocurre actualmente. Asimismo, se reclama que la autoridad ambiental competente regule las condiciones de las posibles autorizaciones, de manera que se eviten episodios de contaminación atmosférica que pongan en riesgo a la población.
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2018-03-05