En estos (y otros) días de vacaciones, más de uno habrá escogido el norte para perderse por los bosques húmedos, verdes valles y cantarines riachuelos. Nos lanzamos en busca de vistas refrescantes para nuestros cansados ojos, que tantos días acumulan delante del ordenador. Todo muy bucólico. Pero, atención, que también pueden deparar encuentros indeseados. Por ejemplo, con un corpulento oso pardo. El último caso ocurrió el pasado día 6 de marzo en la montaña palentina, sin ir más lejos. No hay que olvidar que la Cordillera Cantábrica y los Pirineos constituyen sus dominios. Y está muy bien la cosa cuando controlas tus visitas, conoces los itinerarios y has previsto y calculado cómo ver al oso de lejos, sin molestar y sin interferir en su vida. Pero cuando uno se interna en territorio osuno sin avisar y sorprende al plantígrado, la cosa cambia...
Cuenta la Fundación Oso Pardo (FOP) que "los osos de la Cordillera Cantábrica no presentan un comportamiento agresivo en el ataque, pues se limitan a defenderse ante lo que consideran una amenaza, sin ensañarse con las personas". Y dicen que eso fue precisamente lo que ocurrió ese día, cuando un hombre se salió del itinerario para descubrir la causa de los ladridos de su perro. Y la causa no era otra que uno de estos plantígrados, animales que habitualmente descansan ocultos entre la maleza o las rocas. Así que el ejemplar, al verse acosado, se quitó de encima primero al perro y luego al hombre, así, de un zarpazo, para después salir a la fuga. "Se trata siempre, como ha ocurrido también aquí, de reacciones breves en las que el contacto con la persona apenas dura unos segundos, seguido de la huida del animal", compara la FOP.
Las magulladuras se las curó el hombre, de 77 años, al día siguiente. Se las originó sobre todo por la caída al suelo, porque el animal no le hizo nada más. Ahora, el susto no se lo quita nadie, pienso. Al menos a mí me duraría varios meses más...
La Fundación advierte de que debido a la recuperación de la especie en la Cordillera Cantábrica -motivo para felicitarse, añado-, han aumentado las posibilidades de encontrarse con un oso en el monte. En los Pirineos la población anda más floja. El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) considera que "la situación no puede ser más crítica en los Pirineos atlánticos", donde solamente sobreviven dos ejemplares machos de oso pardo. Pero, ojo, Francia acaba de anunciar el inminente inicio de actuaciones para que en el próximo otoño puedan ser liberadas allí dos nuevas osas.
Para FOP, "lo más normal es que los osos detecten a los humanos y los eviten, marchándose antes de que la persona o personas se den cuenta de la presencia del animal". Aún así, y por si acaso, la entidad ha elaborado una información gráfica en la que ofrece las pautas para no favorecer el encuentro con los osos. El encuentro fortuito y sorpresivo, quede claro. Aquel en el que el animal, asustado, puede responder de forma agresiva. El otro, el avistamiento controlado, ha de hacerse con guías experimentados que aseguren la tranquilidad de la población osera, que es lo primero a tener en cuenta, por muchas ganas que tengamos de verlos.
Entre las pautas a seguir en las caminatas senderistas incluyen no adentrarse en vegetación cerrada y roquedos, llevar a los perros atados o muy controlados, no abandonar rutas y senderos (al parecer, la víctima del último ataque incumplió estas tres recomendaciones), no acercarse a las carroñas y no seguir rastros de osos.
Y fijaos que la FOP habla de evitar malos encuentros. Deja quizá para otra ocasión las recomendaciones para el caso en que ya lo tienes encima. Como aquello que hemos leído más de una vez de levantar los brazos con el abrigo sujetado en alto para parecer más grandes, o hacer ruido. Al parecer, la FOP lo tiene claro: más vale prevenir... Pues hagámoslo, que no cuesta tanto.
Postdata: y si te encuentras al oso en carretera, la FOP te recuerda que perseguirlo es peligroso para los conductores que vienen de frente y para ti si el animal se da la vuelta. Y, encima, es también ilegal, porque la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad prohíbe expresamente molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres. Y te puede caer una multa de más de 3.000 euros. Aunqeu mal vamos si lo que nos refrena es el dinero...
Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2018-04-02