La primera cosecha de flor de sal de las salinas de Marchamalo, situada al sur del Mar Menor (Murcia) y junto al inicio de La Manga, acaba de ser recogida transcurridos 30 años desde que se abandonara la actividad salinera, según informa la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) en una nota de prensa.

Desde ANSE estiman que esta cosecha "supone un primer gran paso para la recuperación de este uso tradicional, que podría extenderse a la totalidad de las salinas·.

Apenas se han podido acondicionar menos del 20% de la superficie de las salinas orientales (o viejas) de Marchamalo. No obstante, el sol y el viento han hecho su trabajo sobre el agua del Mar Menor y millones de cristales de sal flotan sobre la superficie de algunas de las charcas cristalizadoras, donde se recogen manualmente por trabajadores de la asociación.

El manejo de las charcas salineras es aún provisional, y se han detectado diversos problemas de filtraciones entre charcas, o colmatación de otras por acumulación de sedimentos, por lo que no se pueden inundar. Sin embargo, el trabajo del personal de ANSE, y del resto de socios del proyecto (IEO y WWF España), "y el acertado asesoramiento y entusiasmo del personal de Salinera Española" podrían lograr también, si la meteorología sigue acompañando, la obtención de una cosecha de otras sales convencionales, además de la flor de sal.

Los trabajos de restauración de las salinas tan solo pudieron desarrollarse durante los meses de marzo y abril, debido al retraso en las licencias y autorizaciones de diferentes administraciones, y el inicio de la temporada de cría de aves acuáticas.

Paralelamente, siguen avanzando los trabajos de restauración de dos de las antiguas naves de las salinas, que están siendo acondicionadas para oficina y centro de investigación y recuperación de bivalvos y fauna marina la más grande, e interpretación ambiental y divulgación la más pequeña.

La Asociación espera aún la finalización de la tramitación definitiva de la concesión de dominio público por parte de la Dirección General de la Costa y el Mar, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que le permita continuar con los trabajos de acondicionamiento del resto de las salinas viejas, que ocupan una superficie aproximada de 8 hectáreas, la más pequeña del conjunto salinero.

La actividad forma parte del proyecto Resalar en el que participan WWF e IEO, y cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad. Resalar busca compatibilizar una actividad económica tradicional, como es la producción de sal artesanal, con la regeneración y conservación de la biodiversidad del entorno del Mar Menor. Esta iniciativa tiene el objetivo de regenerar espacios del litoral del Mar Menor y su biodiversidad, fortalecer su resiliencia frente al cambio climático y mejorar los servicios ecosistémicos que provee.

Este proyecto, que coordina la Fundación ANSE y en el que participa la Asociación de Naturalistas del Sureste, WWF España y el Instituto Español de Oceanografía, Centro Nacional de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IEO-CSIC), cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – Next Generation EU y se encuentra vinculado al Marco de Actuaciones Prioritarias para la Recuperación del Mar Menor del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.

2023-08-04

  • Primera cosecha de flor de sal, el pasado 31 de julio. Foto: A. Sallent / P. García / ANSE
    Primera cosecha de flor de sal, el pasado 31 de julio. Foto: A. Sallent / P. García / ANSE.
  • La flor de sal flota sobre la superficie de las charcas. Foto: A. Sallent / P. García / ANSE
    La flor de sal flota sobre la superficie de las charcas. Foto: A. Sallent / P. García / ANSE.
  • Actividades salineras, este año, en las salinas de Marchamalo. Foto: A. Sallent / P. García / ANSE
    Actividades salineras, este año, en las salinas de Marchamalo. Foto: A. Sallent / P. García / ANSE.