Nueve organizaciones ambientales de la Región de Murcia (ANSE, Stipa, Naturactúa, Ulula, Anida, Meles, Ecologistas en Acción, Caralluma y Asociación Calblanque) han lanzado la campaña #MirandoAlTendido, que pretende visualizar y concienciar sobre el alcance de la muerte de aves protegidas y amenazadas en los tendidos eléctricos a la vez que exigir a los poderes públicos y a las empresas una solución urgente, según informan en una nota de prensa conjunta.
Esta iniciativa se desarrollará durante los próximos tres meses en diferentes puntos de la Región de Murcia gracias a la colaboración de voluntarios que revisarán los apoyos (postes) de los tendidos eléctricos de la Comunidad en busca de cadáveres de aves protegidas.
Para participar en la iniciativa es preciso inscribirse a través de la web del proyecto para que se asigne una cuadrícula al participante y se contacte con la coordinación para recibir las indicaciones. En caso de que los participantes localicen un cadáver, sin tocar nada, darán traslado inmediato al Seprona o a los Agentes Medioambientales para que procedan al levantamiento del cadáver.
Una de las principales causas de mortalidad de aves protegidas
Las organizaciones ambientales recuerdan que la muerte de aves en tendidos eléctricos supone una de las principales causas de mortalidad de aves protegidas y amenazadas como el águila perdicera. Según un estudio realizado para el Ministerio de Medio Ambiente, la Región de Murcia sería la segunda provincia española en cuanto a muerte de aves (hasta 7.000 ejemplares/año). Mientras que los datos recopilados por la Comunidad Autónoma indican que en los últimos ocho años han perecido más de 900 aves entre las que se encuentran 300 búhos reales y 42 águilas perdiceras. Esta amplia diferencia entre ambas cifras se explica porque la primera es una modelización, mientras que la segunda es sólo un registro oficial de casos, pero no se hace un seguimiento masivo de la mortalidad de aves, además de que muchos cadáveres son retirados por depredadores o mueren alejados del apoyo.
Por su parte, estas organizaciones ambientales llevan cerca de un año registrando electrocuciones que aportan "cifras escalofriantes": 63 incidentes que han supuesto la muerte de 83 aves incluyendo 18 búhos reales, 3 águilas reales y 7 cigüeñas blancas entre otras especies. Mención aparte merece la muerte de diez águilas perdiceras, especie en grave peligro de extinción en nuestra Región que cuenta sólo con 23 parejas.
A pesar de la gravedad del asunto y las múltiples denuncias presentadas en el último año, las organizaciones ambientales lamentan "la falta de diligencia y de transparencia de las Consejerías competentes en el asunto (Medio Ambiente e Industria), ya que se están ocultando los datos oficiales de electrocuciones solicitados en virtud de la ley de transparencia y no se están aplicando adecuadamente las herramientas legales existentes, como ampliar el área de protección de aves frente a la electrocución o aplicar la ley de responsabilidad ambiental", explican. Asimismo, agregan que "si bien a raíz de las denuncias se están abriendo expedientes sancionadores, no se conoce el resultado de los mismos y únicamente, los casos más sangrantes de electrocuciones, como Jumilla o Contraparada, siguen su recorrido en los tribunales o en Fiscalía por presuntos delitos contra el medio ambiente". La nota recuerda que "igualmente, los operadores eléctricos (compañías como Iberdrola, pero también los titulares de tendidos particulares) tienen la responsabilidad de abordar con diligencia la resolución de estos casos".
Las organizaciones confían en que la detección y publicación de casos reales de muertes de aves detectados por voluntarios en los tendidos eléctricos contribuya a la resolución de este problema ambiental y a que la sociedad tome conciencia del alcance de esta problemática para que exija a Administraciones Públicas y empresas medidas urgentes y eficaces.
2022-02-28