Un estudio internacional ha detectado residuos sintéticos en casi una de cada cuatro heces de nutria analizadas en ríos de España, Italia, Austria, Chequia y Países Bajos, según informa en una nota de prensa la Universidad Europea, que ha participado en este trabajo. El texto concluye que los microplásticos hallados en estos animales avisan de la contaminación de estos parajes europeos, ya que “la nutria es un centinela de nuestros ríos. Si aparecen plásticos en sus excrementos, es que los ecosistemas de agua dulce están recibiendo esa contaminación”, afirma Álvaro Luna, profesor del Grado en Medio Ambiente de la Universidad Europea y coautor del estudio.
La investigación ha examinado 346 muestras de heces de nutria europea en los cinco países, encontrando restos sintéticos en el 22,8% de los casos.
El muestreo ha abarcado ríos y arroyos de distinta presión humana y ha confirmado que la contaminación plástica también escala tierra adentro. Lo más frecuente fueron fibras de origen textil o de cuerdas seguidas de pequeños fragmentos y láminas finas procedentes de envoltorios. “Vemos diferencias entre países que apuntan a fuentes locales de contaminación. Las fibras textiles y residuos urbanos terminan en los cauces y de ahí pasan a los invertebrados, a los peces y finalmente a depredadores como la nutria” explica Luna.
Altos índices en España
España ha registrado la mayor variedad y carga de materiales con presencia de fibras, fragmentos, películas e incluso esponjas y microesferas, lo que sugiere la convergencia de fuentes urbanas agrícolas e industriales.
En la serie de Países Bajos no se detectaron restos en las veinte muestras analizadas y en Austria ha aparecido un caso llamativo con sesenta partículas de purpurina verde en una sola muestra. El patrón apunta a factores locales como vertidos, lavado de ropa y eficacia de las depuradoras y refuerza la utilidad de la nutria como centinela que refleja lo que circula por el río.
La mayoría de las veces la nutria no ingiere plástico por sí misma, sino que le llega “en cadena” a través de lo que come: peces y cangrejos que ya contienen microplásticos. Es decir, la contaminación sube por la red alimentaria. “No es un problema exclusivo del mar. También ocurre tierra adentro y puede desestabilizar ecosistemas de río. La nutria nos sirve como bioindicador para tomar el pulso real a esa contaminación invisible”, explica Álvaro Luna.
La importancia de esta situación reside en que esas partículas pueden acumularse en animales clave del río, alterar su alimentación y transportar sustancias químicas adheridas a su superficie. El estudio apunta a que la presencia de microplásticos aumenta cerca de zonas urbanas y agrícolas y depende de la eficacia de las depuradoras locales. “La buena noticia es que actuar en origen funciona. Mejor gestión de residuos, filtros que capturen microfibras textiles y depuración más eficiente se traducen en menos partículas en el agua y menos llegada a la fauna”, subraya Luna.
El estudio consolida a la nutria como bioindicador y marca una hoja de ruta práctica con menos plásticos de un solo uso, mejor depuración, captación de microfibras y vigilancia en las cuencas. “Si la nutria expulsa plástico, el río lo está recibiendo y tarde o temprano nos volverá a nosotros. Cada mejora en origen se traduce en menos partículas en el agua y en más salud para los ecosistemas y para las personas”, resume el profesor.
El estudio, titulado “Synthetic debris ingestion by carnivorous mammals in aquatic ecosystems”, ha reunido a investigadores de España, Italia, Austria, República Checa y Países Bajos, ha contado con la colaboración de la Asociación Hombre y Territorio (HyT) y de ALKA Wildlife.
2025-10-17