Los ciclos de presencia de gran abundancia de medusas en el Mediterráneo se han reducido de ocho a tres años, según señala el 'Informe de actualización de resultados del programa de seguimiento del estado del Mar Menor' correspondiente al mes de junio elaborado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC).

El informe, dirigido y coordinado por Juan M. Ruiz Fernández y en el que participa otra decena de científicos, tiene un apartado dedicado a la 'Valoración del evento de desarrollo masivo de la medusa Cotyloriza tuberculata', que recoge el episodio de crecimiento explosivo y masivo de la medusa conocida como 'huevo frito' (Cotylorriza tuberculata) en el Mar Menor en las últimas semanas del mes de junio. Al respecto, los investigadores recuerdan que "se trata de un fenómeno ya conocido en el Mar Menor", si bien este último episodio "muestra unas densidades máximas que, estando por encima de las registradas en años anteriores, están muy por debajo de las características de estos eventos", todo ello a falta de recibir datos más recientes del fenómeno.

El texto explica que estos periodos de años con muchas medusas son cíclicos, y que si bien "antes se observaron cada seis u ocho años, recientemente, debido al incremento de la temperatura del agua del mar, estos periodos se han reducido a unos tres años o posiblemente menos".

Agrega además que "el hecho de que la temperatura elevada del agua persiste más tiempo parece que no solo adelanta el periodo de liberación de las medusas por los pólipos, sino que los pólipos dan más de un episodio de liberación de medusas, hecho que hace que se incremente el número de progenitores y, por tanto, incluso de pólipos, y que las medusas sean más persistentes en el tiempo".

Actuaciones más complejas

Actuar sobre este fenómeno es mucho más complejo, alerta el informe, ya que el calentamiento del Mar Menor y del Mediterráneo adyacente responde a un "fenómeno de calentamiento global frente al cual solo cabe actuar a nivel global, sobre las políticas de uso y gestión y control de las energías basadas en el carbono".

La retirada de medusas mediante pesca se realiza para evitar la llegada a las playas y reducir la afectación hacia los bañistas, aunque "su efectividad está realmente en entredicho". En teoría, pormenoriza este trabajo, cuantas más medusas se saquen del medio (esto es, mayor número de progenitores) habrá menor número de huevos fecundados y larvas que darán lugar a futuros pólipos. De esta manera "se pueden controlar en cierta medida las posibles proliferaciones de años venideros, pero los datos disponibles en el Mar Menor no permiten conocer la efectividad real de esta relación causa-efecto".

Asimismo, el escrito defiende que "las redes antimedusas no son eficaces ya que las medusas se enganchan en las redes, se rompen y los trozos de la medusa, especialmente de los tentáculos, causan picaduras igualmente. Al no ver las medusas, las personas se confían y las picaduras no se pueden evitar". A ello se une que también tiene un elevado coste el mantenimiento de las redes y muchas otras especies pueden quedar retenidas con lo que el impacto sobre el ecosistema es muy elevado.

El informe apunta que "es muy difícil correlacionar este tipo de fenómenos bruscos y masivos con cambios ambientales concretos; por lo tanto, cualquier explicación adolecerá de un carácter altamente especulativo". Pero a su vez señala que, teniendo en cuenta que el Mar Menor está sometido claramente a un importante proceso de calentamiento, y que hay suficiente luz y alimento disponibles, es bastante plausible plantear que la aparición de este nuevo bloom de C. tuberculata se encuentre relacionado con esta confluencia de buenas condiciones para el desarrollo de las medusas a partir de sus pólipos".

No son indicadoras del buen estado de salud del ecosistema

Ahora bien, añade el texto, "la elevada disponibilidad de alimento se encuentra relacionada con el proceso de eutrofización, que ha provocado el colapso y deterioro del ecosistema, por lo que no es posible considerar la presencia masiva de medusas como un indicador del buen estado de salud del ecosistema". De hecho, los episodios registrados en la década de 1990 se atribuyeron a los fuertes cambios ambientales experimentados por la laguna causados por la intensa actividad antropogénica, entre los cuales se destacó el incremento de las cantidades de nutrientes aportadas a la laguna. (Ver, al hilo de esta postura, el reciente reportaje de elclickverde titulado «Que haya medusas en el Mar Menor es un indicador de que va algo mejor», señala el experto del CSIC Josep María Gili, quien colabora también en la redcción de este informe).

Por su parte, la ausencia de proliferaciones masivas de medusas estos últimos años podría deberse a la acumulación de eventos ambientales extremos (reducción de la luz, anoxia), ya que dichas condiciones pueden impedir el desarrollo de las medusas a partir de las éfiras (medusas jóvenes, de 1 milímetro de tamaño), explica asimismo el informe. Sin embargo, aclara que dichas condiciones no tienen que afectar a la supervivencia de los pólipos fijados al fondo a partir de los cuales se liberan las éfiras. Por otro lado, estas poblaciones de pólipos son resistentes a las condiciones ambientales y pueden mantenerse latentes durante años y no producir medusas mientras las condiciones ambientales son adversas para el crecimiento de las mismas. De esta forma, "con los años, se puede ir formando una amplia población de pólipos (mucho mayor de lo pensado en base a la escasez de medusas) y al darse las condiciones óptimas han generado una gran cantidad de medusas", lo que explicaría la aparición masiva y repentina de medusas tras periodos de varios años con muy escasas abundancias de medusas.

No son filtradoras

En cuanto a la presencia de la medusa huevo frito, el documento destaca que "no se puede atribuir a las medusas un papel de filtradores/depuradores de agua" -como ya aclarábamos en este reportaje de elclickverde recientemente-, sino que capturan los animales microscópicos del zooplancton y el mayor control que ejercen estos organismos sobre las cadenas tróficas pelágicas se produce a nivel de zooplancton y no a nivel del fitoplancton (aunque pueden capturar ocasionalmente células de fitoplancton que entran en la cavidad gástrica).

En el caso de C. tuberculata, detalla que se trata de una especie con microalgas endosimbiontes, como los corales. Estas algas simbiontes obtienen parte de los nutrientes del hospedador (la medusa) y del medio externo (nutrientes orgánicos e inorgánicos del agua), "pero en ningún caso se les puede atribuir una capacidad 'depuradora' del agua comparable a la de otros organismos con demostrada capacidad y eficiencia en retirar nutrientes del medio como las algas y praderas marinas que colonizan el fondo", afirma el informe.

2023-07-22

  • Medusa gigante ('Cotylorhiza tuberculata'), típica del Mediterráneo. Foto: CSIC / Wikipedia.j
    Medusa gigante ('Cotylorhiza tuberculata'), típica del Mediterráneo. Foto: CSIC / Wikipedia.j.