El cambio climático está alterando el patrón migratorio de la grulla común, que cada año abandona antes las zonas de invernada, según informa en una nota de prensa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), cuyos autores han participado en una investigación realizada en las últimas cinco décadas en un enclave de parada habitual de la especie en España.
Las grullas comunes (Grus grus) son grandes aves migratorias de larga distancia que habitan la región ecológica Paleártica. Pasan la primavera, el verano y el principio del otoño en el norte de Europa y Asia, donde crían, y el final del otoño y el invierno, aunque cada vez durante menos tiempo, en el sur de esta región, es decir, en la península Ibérica, África y sur de Asia. Los autores del estudio han analizado las fechas de paso de las grullas en los últimos 50 años por la laguna de Gallocanta (Aragón), una de las zonas de paso migratorio e invernada más importantes de Europa.
Los resultados muestran que el aumento de temperaturas y la reducción de la extensión de zonas encharcadas han favorecido que las grullas abandonen antes las zonas de invernada, a razón de un día cada tres años. De este modo, “desde que tenemos datos, las grullas han anticipado el abandono de su área de invernada más de dos semanas”, apunta Luis M. Bautista, investigador del MNCN. “Este adelanto coincide con el progresivo aumento de la temperatura y la reducción de las zonas encharcadas que las grullas utilizan para pernoctar a salvo de depredadores” continua Bautista. La disminución del agua libre también ha afectado a los escasos arroyos y canales que proporcionaban a las grullas el agua dulce necesaria para beber durante su parada en el entorno de la laguna de Gallocanta, cuyas aguas son salobres.
“El aumento en los índices de desertificación en el sur de Europa que prevén los modelos climáticos supone un riesgo serio que provocará una alteración del hábitat de invernada de esta y otras aves”, alerta el investigador del Instituto Geológico y Minero, José María Orellana. “Más allá de cómo afecta a las especies en sus rutinas migratorias, es previsible que esta alteración ocasione un desequilibrio en los ecosistemas que ocupan las grullas u otras aves migratorias”, concluye.
El estudio publicado en la revista Avian Conservation and Ecology en el que participan investigadores del MNCN-CSIC, el Instituto Geológico y Minero de España y la Universidad Pública de Navarra.
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2020-05-20