La nueva campaña 'Stop tráfico de especies' de WWF quiere implicar a la población en la lucha contra este gran negocio de la extinción, según indica la entidad en una nota de prensa.

Cada año se comercializa de forma ilegal con 1,5 millones de aves vivas y 440.000 toneladas de plantas medicinales, y se matan unos 110 tigres, 1.200 rinocerontes, 30.000 elefantes y 100.000 pangolines -mamífero cubierto por grandes escamas, típico de zonas tropicales de Asia y África- (en la última década) para obtener sus huesos, pieles, cuernos, colmillos, escamas y carne. En 2016 por ejemplo, se alcanzó el récord de incautaciones mundiales de marfil ilegal desde que su comercio internacional fuera prohibido, en 1989.

Tigres, rinocerontes y miles de especies más, están al borde del colapso. El último censo de elefantes de bosque realizado en diversos países de África central confirma una disminución del 70% de su población en la última década. En Camerún, República del Congo, República Centroafricana y Gabón sólo quedan 9.500 individuos. El furtivismo a gran escala para la obtención de marfil es la principal causa de un descenso que puede llegar a extinguir a la especie en esta región. Y no es un hecho aislado.

El tráfico de especies es equivalente al de drogas y armas, pero mucho menos arriesgado y perseguido aunque genera un impacto social y económico similar, además del correspondiente impacto sobre la biodiversidad. Elefantes, tigres y rinocerontes son sus principales víctimas, aunque son miles las especies de fauna y flora afectadas por un comercio criminal que mueve entre 10 y 20.000 millones de euros al año.

El tráfico de especies es "una actividad criminal muy lucrativa que pone en peligro la seguridad de los países, obstaculiza el desarrollo social y económico, destruye la riqueza natural y pone en riesgo la salud mundial", aseguran desde la asociación conservacionista. Un problema, dicen, que "va mucho más allá de ser una de las primeras causas de pérdida de la biodiversidad mundial, para convertirse en un problema de seguridad nacional".

La campaña que acaba de lanzar WWF se centra en las principales especies afectadas y destaca el papel de España como actor principal europeo en las rutas internacionales del tráfico de fauna y flora. Pero "sobre todo es una llamada a la población a unirse la lucha contra este crimen contra la naturaleza, a través del compromiso de no adquirir animales exóticos protegidos vivos, sus restos o productos derivados, difundir los mensajes de la campaña y pedir al gobierno que aumente los medios para luchar contra las redes organizadas y el tráfico ilegal".

2017-10-30