El estrecho de Gibraltar (España) es el mejor lugar de Europa occidental para poder observar el fenómeno de la migración. Aves planeadoras, paseriformes, aves marinas y cetáceos utilizan este accidente geográfico como puente entre los continentes europeo y africano, y entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo.

Este año, en la acostumbrada cita con la migración postnupcial -a la que he acudido junto a Lola Solas- saltaba a la vista la ausencia de aficionados extranjeros a la observación de aves, que no han podido viajar a España por la pandemia del coronavirus. Y entre los asistentes a los observatorios, además de prismáticos, telescopios y cámaras fotográficas, no faltaban las mascarillas como complemento y una distancia mayor de la habitual.

Cada jornada de migración comenzaba temprano. Madrugábamos para ver los bandos de milanos negros levantar el vuelo desde los lugares donde habían dormido en los valles cercanos al entorno de Tarifa. Los primeros grupos de rapaces pasan pronto ya que llegan desde zonas cercanas al Estrecho donde han descansado la noche anterior. La posición para observar el espectáculo de la migración la elegimos en función del viento predominante y su intensidad, lo que determina los pasillos que utilizan preferentemente las aves planeadoras para intentar cruzar al continente africano. Elegir un buen punto de observación y dedicar muchas horas nos ha obsequiado con momentos maravillosos a lo largo de la última semana de agosto.

El desarrollo de la migración, con levante los primeros días, que daría paso a dos jornadas de poniente, para despedirnos el último amanecer de nuevo con levante, regaló muchos momentos emocionantes.

El 25 de agosto con viento de levante por debajo de los 40 km/h, elegimos el observatorio de Cazalla, donde entre las 10:00 y las 17:00 h se observaron 13 alimoches (9 adultos, 3 subadultos y 1 juvenil), 110 abejeros europeos, 200 milanos negros, 2 aguiluchos cenizos juveniles y números bajos de águilas calzadas y culebreras, además de un bando de 1.000 cigüeñas blancas que llegó desde la sierra de Enmedio y, tras varios intentos llegando hasta la isla de las Palomas en Tarifa, no consiguió cruzar, dándose la vuelta y alejándose tierra adentro por el Valle del Santuario.

En los días de viento muy fuerte, las aves pueden interrumpir la migración y esperar a que mejoren las condiciones para intentar cruzar a la otra orilla del Estrecho. Es habitual estos días ver a los bandos realizar intentos de cruce fallido. A ellos se unen otras aves que llegan en las últimas horas de la tarde, y que al día siguiente se sumarán a las que no pudieron cruzar la víspera, formando bandadas más grandes que tratarán de alcanzar la orilla marroquí si las condiciones climatológicas son favorables.

Durante estos días de fuertes vientos se genera lo que se conoce como “tapón de aves”, avifauna que se acumula en los valles cercanos al Estrecho, la Janda y los Alcornocales a la espera de que las condiciones mejoren y poder dar el salto a África, ofreciendo un día mágico de migración para todos aquellos observadores que acuden a disfrutar del espectáculo. A lo largo de la temporada de migración son muy pocos los días en los que tiene lugar el paso de miles y miles de ejemplares como resultado de la mejora de las condiciones que rompe el tapón acumulado durante varias jornadas. Lo habitual, si las condiciones son favorables, es que según llegan las aves al Estrecho, crucen, de forma que se observa un paso fluido en números bajos.

Por la tarde, a las 18:00 h en una visita al Valle de Santuario para observar aves sedimentadas nos sorprendió un bando de 300 cigüeñas blancas que aparecieron sobre el parque eólico de la sierra de Enmedio y se alejó avanzando hacia el Sur, a las que siguieron 13 abejeros europeos.

El miércoles 26 de agosto continuaba el levante, que había perdido fuerza respecto al día anterior. A primera hora de la mañana fuimos a visitar la playa de los Lances para observar limícolas y gaviotas. Entre los primeros, que se afanaban en buscar alimento, había ostreros, zarapitos trinadores, un zarapito real, correlimos comunes y tridáctilos, chorlitejos grandes. Compartían el espacio con ardeidas, un martín pescador, gaviotas patiamarillas y 3 gaviotas de Audouin.

Entre las 09:30 y las 16:30 h, en el observatorio de Cazalla la jornada de migración regaló momentos muy bonitos.

A las 12:25 h el bando de 1.000 cigüeñas blancas que no cruzó el día anterior avanzó sobre el núcleo urbano de Tarifa, decidido, y se perdió en mitad del mar a varios kilómetros de la costa; a este bando le seguirían otros dos a las 14:00 h y a las 15:20 h, de 400 y 600 cigüeñas, que también consiguieron cruzar a la otra orilla y no se observaron volviendo a costa, como ocurre en otras ocasiones cuando el cruce es fallido porque las condiciones no son favorables. El paso de abejeros europeos se incrementó respecto a la víspera superando las 200 aves, 8 alimoches (3 adultos, 1 subadulto y 4 juveniles), 6 aguiluchos cenizos (4 juveniles, 1 macho y 1 melánico), 12 águilas calzadas y 35 culebreras, 100 milanos negros y 1 gavilán completaron el recuento de rapaces en paso.

A las 15:15 h, cuando prácticamente todas las personas que habían acudido por la mañana para observar migración ya se habían marchado, llegó la sorpresa con 2 cigüeñas negras que aparecieron costeando y se alejaron tierra adentro hacia el Valle del Santuario. Son éstas algunas de las primeras cigüeñas negras que se observan este año, ya que la migración de la especie en el Estrecho tiene lugar durante el mes de septiembre principalmente, anteriormente el 20 de agosto Diegui Herrera había comunicado la observación en Cazalla un juvenil de cigüeña negra.

Durante la mañana del 26 de agosto en el observatorio de Algarrobo, muy cerca del extremo occidental de la bahía de Algeciras, Ángela Ruiz Delgado nos contaba que por este punto fueron 950 los abejeros europeos que se contaron a lo largo de las horas matinales, abejeros en cruce que se canalizaron por una zona del canal del Estrecho que no permitió verlos desde Cazalla.

Para finalizar el día, a las 18:00 h nos embarcamos con Turmares en el puerto de Tarifa para disfrutar de la observación de cetáceos y aves marinas. La tarde nos regaló observaciones de pardelas cenicientas, charranes patinegros y varios grupos de calderones, delfines mulares, delfines listados y peces luna.

El 27 de agosto, aún con levante de unos 20 km/h por la mañana, comenzamos la jornada de migración en el observatorio de Cazalla permaneciendo allí entre las 09:30 y las 11:30 h. Durante este tiempo sobre Cazalla se contabilizaron en cruce a la otra orilla más de 300 abejeros europeos y unos 50 milanos negros. Sin embargo más hacia el Este a bastante distancia se observaban aves en cruce en número grandes, por lo que decidimos salir en busca de una mejor posición para ver el paso migratorio.

En este periplo primero accedimos al observatorio de Cabrito, situado en un parque eólico a bastante altura con impresionantes vistas del Estrecho, desde aquí era visible el flujo de rapaces en migración que seguían quedando lejos de esta posición, así que nos desplazamos hasta el mirador del Estrecho junto a la carretera N-340. Desde este punto se apreciaba un flujo importante de rapaces por el canal central del Estrecho saliendo por Guadalmesí y Canteras; las malas condiciones de visibilidad que había en ese momento y la distancia no permitían contar ni observar con comodidad a las rapaces.

Finalmente, buscando el mejor lugar para observar el flujo migratorio a las 14:00 h llegamos al observatorio de Algarrobo, donde Ángela Ruiz Delgado nos contó que a lo largo de la mañana había contabilizado 1.500 abejeros europeos en paso migratorio, además de 3 águilas pescadoras. A partir de esta hora y hasta las 17:00 h pudimos comprobar que el flujo de abejeros se había detenido, pasando ya en números muy bajos pero muy cerca del observatorio, lo que permitía observarlos en buenas condiciones. Además, hubo paso de abejarucos, 70 cigüeñas blancas que se alejaron en sentido al vertedero de Los Barrios donde pasarían la noche y 1 cigüeña negra juvenil que voló muy bajita sobre nuestras cabezas alejándose hacia la bahía de Algeciras despidiendo de la mejor manera la jornada de migración en los observatorios.

El parón de la migración nos hizo poner rumbo a la Janda, donde pasaríamos el resto de la tarde. La visita a la Janda es muy recomendable, muchas aves utilizan este enclave para descansar o alimentarse durante la migración, ya sea al amanecer o antes del ocaso es un imán para muchas aves antes de que levanten el vuelo para intentar dar el salto a África o para descansar e intentarlo al día siguiente.

El 28 de agosto con el cambio de viento a poniente nos dirigimos a Algarrobo buscando observar el paso de los abejeros europeos, entre las 10:00 y las 15:30 h se pudieron estimar unos 150 abejeros. Desde aquí se podía ver flujo de rapaces por la parte oriental de la bahía de Algeciras, lejos para hacer seguimiento desde la posición de Algarrobo, y que desde sierra Carbonera en La Línea habría permito ver la migración de abejeros pasando sobre Gibraltar.

El conteo en Algarrobo se completó con un bando de 100 cigüeñas blancas, 150 milanos negros, 4 águilas calzadas, 2 culebreras y paso de avión común.

El parón migratorio nos animó a abandonar antes que otros días el observatorio y pusimos rumbo al Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate para pasar la tarde observando limícolas, gaviotas y flamencos.

De nuevo con poniente, el 29 de agosto pasamos la mañana en el observatorio de Algarrobo, hasta las 14:30 h, en que se produjo parón, pasaron por este observatorio hacia el Sur y Suroeste 18 cigüeñas blancas, 18 alimoches (13 adultos, 1 subadulto y 4 juveniles), 155 abejeros, 1 cigüeña negra, 24 águilas calzadas, 11 águilas culebreras, 1 aguilucho cenizo, 1 aguilucho lagunero juvenil, 1 gavilán y 400 milanos negros.

La tarde la dedicamos a recorrer a pie el Parque Natural de Los Alcornocales, en el entorno del embalse de Almodóvar, gracias a las indicaciones de Chúss Fernández y Juana Lagostena. A la belleza del paisaje se sumaron las observaciones de rapaces y cigüeñas blancas en el recorrido y otras migrantes como un macho de colirrojo real y un autillo que se delató con su característico canto al anochecer.

El 30 de agosto, día de la despedida, volvió el levante. Comenzamos la mañana en el entorno de Punta Camorro viendo aves marinas con unas espectaculares vistas del Estrecho. Tras el aviso de movimiento de rapaces por Tráfico fuimos hasta allí, pero el fuerte viento dificultaba poder permanecer allí mucho tiempo, así que pronto nos trasladamos al observatorio de Algarrobo donde pasaríamos el resto de la mañana observando los numerosos buitres leonados que pasaban constantemente sobre el observatorio atraídos por una carroña cercana. Además, pudimos ver un juvenil de águila perdicera que sobrevoló la zona, 3 alimoches adultos, 50 calzadas, 4 águilas culebreras, 20 abejeros europeos, 1 aguilucho lagunero macho, 1 gavilán y paso de abejarucos, en compañía de Ángela Ruiz, David, Javier Elorriaga, de BirdingTheStrait, y su familia.

Con muchas horas de campo, momentos emocionantes compartidos en la naturaleza con muchos amigos, la admiración y el respeto por los animales que realizan travesías épicas en la lucha por su supervivencia, nos despedimos del Estrecho con un hasta luego y con la ilusión de volver pronto a este lugar privilegiado para observar la migración entre dos continentes y entre océano Atlántico y el mar Mediterráneo.

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Susana Noguera Hernández. Naturalista

2020-09-08

 

  • Abejero europeo en migración en el Estrecho. Imagen: Susana Noguera
    Abejero europeo en migración en el Estrecho. Imagen: Susana Noguera.
  • Nutrido bando de cigüeñas blancas en el Estrecho. Imagen: Susana Noguera
    Nutrido bando de cigüeñas blancas en el Estrecho. Imagen: Susana Noguera.
  • Observando la migración en Cazalla. Imagen: Susana Noguera
    Observando la migración en Cazalla. Imagen: Susana Noguera.
  • Parque Natural de Los Alcornocales, uno de los parajes donde se producen 'tapones de aves'. Imagen: Susana Noguera
    Parque Natural de Los Alcornocales, uno de los parajes donde se producen 'tapones de aves'. Imagen: Susana Noguera.