Un estudio sobre la relación que existe entre la diversidad de especies de peces condrictios (que incluyen a tiburones, rayas y quimeras) y una serie de variables, demuestra que el modelo que mejor funciona en el Mediterráneo es el que incluye la distancia al estrecho de Gibraltar. El trabajo, realizado por investigadores del Centro Oceanográfico de Málaga y Canarias del Instituto Español de Oceanografía (IEO), y publicado en la prestigiosa revista científica PLoS ONE, analiza los patrones históricos y ecológicos que determinan la riqueza de estas especies, demostrando que el principal factor es la cercanía al citado accidente geográfico.

El estudio se centra en los peces condrictios, que tienen el esqueleto cartilaginoso y que incluyen a los elasmobranquios (tiburones y rayas) y a las quimeras, un grupo relativamente pequeño en el Mediterráneo, que incluye 89 especies, pero que juega un importante papel en sus ecosistemas.

En la actualidad, muchas especies de este grupo se encuentran amenazadas como consecuencia de actividades humanas como la pesca y la pérdida de hábitats y, por tanto, el conocimiento de la distribución espacial de estas especies es de gran importancia para comprender su papel ecológico y para la gestión eficiente de sus poblaciones.

Los científicos explican que este resultado es compatible con el efecto de extinción-recolonización que se da en las penínsulas donde, tras una extinción, se produce una recolonización a través del istmo que la separa al continente, por lo que se observa una disminución del numero de especies desde éste hacia el interior de la península.

El Mediterráneo en sus orígenes se podría interpretar como una “península marina”, ya que estaba rodeado de tierra, salvo por su conexión al océano Atlántico. Durante la llamada crisis salina del Messiniense -hace unos seis millones de años- esta conexión se cerró temporalmente y el Mediterráneo comenzó a secarse y se convirtió en un conjunto de lagos hipersalinos, lo que llevó a extinciones masivas. Esta situación revirtió tras la apertura del estrecho de Gibraltar y la entrada de agua del Atlántico en torno a un millón de años más tarde, durante el Zancliense.

“Nuestra hipótesis es que los condrictios del Mediterráneo primigenio se extinguieron durante la crisis salina y que, posteriormente, tras la apertura del estrecho de Gibraltar, hubo una recolonización desde este ‘itsmo’”, explica José Carlos Báez, investigador del Centro Oceanográfico de Canarias del IEO y coautor del trabajo. “Esto podría explicar el bajo número de endemismos de condrictios en el Mediterráneo, así como su patrón longitudinal”, añade Báez.

2017-04-24

  • Un tiburón marrajo, que pertenece a la misma familia que el gran tiburón blanco (Lamnidae) pero es de inferior tamaño y vive en las profundidades, siendo extraño en aguas someras y cercanas a la costa. Imagen de Miguel Cayuela - IEO
    Un tiburón marrajo, que pertenece a la misma familia que el gran tiburón blanco (Lamnidae) pero es de inferior tamaño y vive en las profundidades, siendo extraño en aguas someras y cercanas a la costa. Imagen de Miguel Cayuela - IEO.