El conocido naturalista Joaquín Araújo considera que «nuestro sistema está agotado y nos puede llevar al colapso», y que tras este confinamiento, que tan bien le está sentando al medio natural, «tenemos que crear otra forma de estar en el mundo», según manifestó ayer en una videoconferencia organizada por la Asociación Ecotono, en la que el comunicador ofreció un encantador relato desde su envidiable terreno, verde, fresco y agreste, en Las Villuercas extremeñas.

Araújo cree además que la fórmula «la tenemos ensayada y sabemos hacer bien las cosas. No hay por qué volver a la masificación, a la prisa, a la acumulación desorbitada, a las torturas permanentes de los paisajes, a la extinción de los animales o a la destrucción de la maravillosa belleza de la naturaleza», sostuvo.

En este sentido, aboga por la vuelta a la España vaciada y al incremento de 'neorrurales'. «Creo que va a ser por primera vez muy necesario. Vamos a entrar en una auténtica hondonada de posibilidades de subsistencia», augura, argumentando que el entretejido de las ciudades ha quedado muy destruido y que éstas van a estar limitadas de autoabastecimiento por la gran dependencia de la alimentación de origen transoceánico. Por contra, «hay miles de viviendas disponibles en miles de pueblos, miles de hectáreas que pueden ser cultivadas, siempre y cuando lo hagamos manteniendo ganaderías extensivas y cultivos con todo el respeto a la tierra y sin contaminar. Probablemente ahí esté una de las salidas más coherentes», señaló.

Ataviado con su sombrero oscuro y envuelto de una brisa que llegaba desde Galicia «como una transparencia que viaja limpia y que no nos pertenece a nadie», el comunicador anima a «tener otras panorámicas. Esta civilización ha caído probablemente en la mayor torpeza, que es negar la mayor parte de lo que existe. El enclaustramiento que está viviendo la sociedad actual no deja de ser una suerte metáfora de algo que se decidió hacer en un momento dado a base de crear un amontonamiento de las gentes en las ciudades y reduciendo los ángulos de visión». «Si algo podemos echar a la cara de esta civilización es que dejó de escuchar a la naturaleza. Se segregó de ella, se convirtió en una suerte de empequeñecimiento y de negación de lo que nos permite estar en este mundo», lamentó.

Al compás del sonido de fondo de un ruiseñor, una oropéndola confiada, el chochín, la curruca carrasqueña o el más discutible canto del rabilargo, Araújo se felicitó del estado del campo estos días. «No puede haber mejor floración que la de estos momentos en Extremadura. Hemos tenido el mejor mes de abril en muchas décadas. Es una explosión extraordinaria de color», dijo, desplazando en un par de ocasiones el móvil para mostrar su macizo de jara pringosa, el arbolado de la finca, la charca con decenas de ranas cantarinas y, a lo lejos, el perfil de los montes del Geoparque en el que vive inmerso.

En relación a la pandemia y el confinamiento, el popular divulgador describió que «la imagen que hay que tener es que nosotros teníamos encadenados en el máximo terror, en el miedo, a las faunas, a las floras; porque nuestra presencia era invasiva, contaminante, agresiva y violenta para el resto de los vivientes. De pronto, se ha contraído hasta máximos y eso ha supuesto la recuperación de la libertad, y casi diríamos que del entusiasmo, por parte de las faunas». Y, así, añade su punto de vista «que incluso en algunos sectores naturalísticos ha pasado inadvertido, y es que simplemente por no estar abusando de la circulación rodada, por no haber podido ir a los campos en Semana Santa y el 1 de Mayo, este país ha salvado muchísimas vidas de animales que han dejado de ser atropellados. Probablemente hasta un millón de reptiles, anfibios, aves y mamíferos; cantidades absolutamente desesperantes. No solo es una magnífica primavera porque ha llovido lo suficiente y toda la vegetación está espléndida, sino probablemente la primavera más pacífica, la que tendrá una mayor productividad biológica de los últimos decenios», se alegra.

«Precisamente ahora que tan entredicha está la propia salud no podemos olvidar que la principal fuente de salud es precisamente estos aires limpios que han venido esta primavera, es esta capacidad de renovación de absolutamente todo», defendió el también autor de más de un centenar de libros, quien habló de la pasión erótica de la primavera, de su decisión de quedarse a vivir en un lugar tan apartado como espectacular, de su huerta con miles de plantas. Tuvo un recuerdo para Félix Rodríguez de la Fuente, con quien se introdujo en los sonidos de la naturaleza, y de los proyectos inacabados. habló de sus directos de naturaleza desde África para la radio y televisión pública, el primero de la historia en España... y un sinfín de palabras hermosas y entusiastas para el entorno natural.

Y, a la sombra de sus melojos, se definió como «un campesino que planta árboles», que había dejado momentáneamente la azada para atender a la videoconferencia, allí, en su casa, en plena naturaleza junto al silencio, a los colores, la libertad y la belleza. «Desafío a cualquiera a que cuente que se lo ha pasado mejor que yo, y yo hoy me he pasado muchas horas con un azadón en las manos», retó sonriente.

La charla entera, más amplia, estará a disposición de quien quiera escucharla en el perfil Amigo de Ecotono que la asociación tiene en Facebook.

NOTA: la Asociación Ecotono tiene un programa de videoconferencias titulado 'Fuego de Campamento' y presentadas por su presidente, Juan Gómez Soto, que puede consultarse en su página web Amigo de Ecotono, y que vamos difundiendo también en la agenda de elclickverde.

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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2020-05-06

 

  • Joaquín Araújo, ayer, en su intervención como invitado de la Asociación Ecotono
    Joaquín Araújo, ayer, en su intervención como invitado de la Asociación Ecotono.
  • Cuatro capturas de diversos momentos de la videoconferencia. Arriba a la derecha Juan Gómez, de Ecotono; abajo Araújo, y dos imágenes de la finca del naturalista en Extremadura
    Cuatro capturas de diversos momentos de la videoconferencia. Arriba a la derecha Juan Gómez, de Ecotono; abajo Araújo, y dos imágenes de la finca del naturalista en Extremadura.