El Grupo para la Rehabilitación de la Fauna y su Hábitat (Grefa) celebra en 2025 "quince años de trabajo fructífero enfocado en el control biológico del topillo campesino en Castilla y León", según informa la entidad en una nota de prensa.

Este proyecto, que arrancó en 2009 con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha evolucionado hasta consolidarse como un referente en la gestión integrada de plagas agrícolas en España.

Desde su inicio, este esfuerzo conjunto ha destacado por su enfoque innovador, basado en los servicios ecosistémicos prestados por las aves rapaces como depredadores naturales para controlar la población del topillo campesino y minimizar los daños causados a los cultivos agrícolas por este roedor. La instalación de cajas nido y refugios estratégicamente distribuidos ha sido la piedra angular de esta iniciativa.

Actualmente, el proyecto cuenta con un millar de cajas nido para la reproducción de aves rapaces que tienen al topillo entre sus presas, como cernícalos, lechuzas y mochuelos, en diez zonas de actuación distribuidas en Castilla y León, una región históricamente afectada por los daños al sector agrícola asociados a la plaga por la sobrepoblación de este roedor.

Problema: la dinámica poblacional del roedor

El problema, señala el texto, estriba en la dinámica poblacional del topillo campesino, sujeta a fenómenos demográficos recurrentes, en los cuales expresa su enorme potencial reproductivo, pudiendo alcanzar en relativo poco tiempo densidades poblacionales muy altas. Puede afectar a cualquier variedad de cultivo prácticamente sin excepción. Su ataque en cultivos plurianuales, como la alfalfa, o en leñosos, como frutales o vid, puede tener repercusiones durante varias campañas.

En palabras de Fernando Garcés, secretario general de Grefa, “el proyecto de control biológico del topillo muestra la enorme importancia del trabajo conjunto entre la Administración pública y el sector asociativo conservacionista para la consecución de objetivos con implicaciones medioambientales, económicas y sociales”. Para Garcés, “esta iniciativa, con un claro impacto positivo, debe seguir fortaleciéndose hasta extenderse a todas aquellas zonas que pueden verse potencialmente afectadas por las plagas del roedor”.

Un 71,8% de ocupación promedio de cajas nido

En los últimos dos años, el proyecto ha experimentado avances significativos. Durante la temporada correspondiente al año pasado, la ocupación promedio de cajas nido alcanzó el 71,8%, marcando un aumento en comparación con años anteriores. En áreas como Escobar de Campos (León), la lechuza común mostró una productividad sobresaliente, superando incluso al cernícalo vulgar en número de parejas reproductoras.

Por otra parte, en los años 2022 y 2023, se incorporaron nuevas zonas de estudio en la provincia de León, lo que vino a aumentar el alcance y conectividad ecológica del proyecto del control biológico del topillo campesino. Estas áreas han registrado altos índices de ocupación en las cajas nidos por las rapaces en la primera temporada de implementación del proyecto, lo que evidencia su potencial. Además, el uso de dispositivos GPS en aves marcadas y el análisis de egagrópilas han permitido entender mejor las dinámicas entre depredadores y presas, proporcionando datos clave para la gestión adaptativa.

Proyecto pionero con un impacto múltiple

Desde 2009, el proyecto de control biológico del topillo campesino "ha sido un ejemplo de cómo la ciencia aplicada puede ofrecer soluciones sostenibles a problemas ambientales y agrícolas", defiende la nota. En estos quince años, la ONG conservacionista ha contribuido a convertir los paisajes agrícolas en los que se ha actuado en refugios para la biodiversidad. De forma paralela al control de plagas, agregan, "este proyecto ha fomentado la conservación de aves rapaces protegidas y ha sensibilizado a agricultores y comunidades locales sobre la importancia de equilibrar producción y sostenibilidad en una superficie aproximada de diez mil hectáreas".

Grefa ha reforzado esta línea de trabajo, especialmente en su faceta investigadora, a través de la 'Estrategia de Gestión Integrada del Topillo Campesino (GESINTTOP)'. Bajo la coordinación del Instituto Tecnológico Agrario de la Junta de Castilla y León (ITACyL), la entidad ha participado en esta iniciativa en colaboración con las Diputaciones de Palencia y Valladolid y las Universidades de Valladolid y Salamanca.

Como contribución al proyecto GESINTOPP, desde la ONG se realizan análisis de alimentación y movimiento de las rapaces, censos de avifauna y el seguimiento de cerca de 700 cajas nido en las provincias de Palencia y Valladolid, en las que el pasado 2024 se alcanzó una ocupación del 89%, coincidiendo con un repunte de topillo. "En los últimos cuatro años se han registrado 5.183 pollos de cernícalo y 1.730 de lechuza nacidos en los nidales y se han marcado con emisores 25 cernícalos para estudiar sus áreas de campeo como potenciales reservorios del topillo", indica Garcés.

Retos venideros y visión de futuro

“Aunque los resultados son alentadores, el control biológico debe complementarse con estrategias adicionales, como la diversificación del paisaje agrícola y el diseño de prácticas agroambientales más integradas”, indica Garcés, que señala que “a largo plazo, el objetivo es consolidar un modelo que equilibre la conservación de la biodiversidad y la viabilidad económica de las explotaciones agrícolas”.

Grefa, que agradece al Miteco y al resto de instituciones y personas involucradas su apoyo continuo, hace un llamamiento a seguir trabajando juntos para garantizar un equilibrio sostenible en los ecosistemas agrícolas.

2025-10-02

  • Pareja de cernícalos vulgares, en una caja nido. Foto: GREFA
    Pareja de cernícalos vulgares, en una caja nido. Foto: GREFA.
  • Un mochuelo con pollos descansa en una caja nido con despensa de topillos. Foto: GREFA
    Un mochuelo con pollos descansa en una caja nido con despensa de topillos. Foto: GREFA.
  • Colocación de una caja nido para lechuza. Foto: GREFA
    Colocación de una caja nido para lechuza. Foto: GREFA.