Veo por las redes sociales magníficas ilustraciones y láminas envidiables diseñadas para aprender a distinguir en vuelo a tres maravillosas aves, insecticidas naturales, joyas de la avifauna, ¡milagros de la naturaleza!, pero difíciles de identificar como ellas solas.
Parecidas en colores y formas, y raudas como pocas, se pasean pizpiretas por delante de nuestras narices y, en cuestión de segundos, el novato debe mirar la cola ahorquillada -si sí o si no, y si mucho o poco-, si una banda oscura le cruza el pecho, si lleva abdomen blanco, o es el obispìllo el que es blanco -¿ah, pero, se ha dado la vuelta?-, si las alas le llegan hasta aquí o hasta allá, si tiene la cara roja, pero la garganta blanca... ¡Espere! ¡Que no veo!
Ahora las controlo más, pero para los que carecemos de agudeza visual -que no vemos un pijo, que dicen en Murcia-, cuando estás empezando, estas tres aves son una tortura.
En la viñeta que dejo abajo, os muestro lo que yo veía (y cuando estoy cansada, todavía me sucede). Se me ocurre que podría ayudar a alguien.
- El AVIÓN COMÚN (dejamos los otros para los próximos años...) es para mí UN PUNTO BLANCO. Y ya. Un punto blanco, regordete, que se mueve junto a otros muchos puntos blancos. Ni cola ni nada. Dibujan bonitas trayectorias en el aire, muy fluidas, una vuelta aquí y otra allá, y de cuando en cuando revolotean chillones sobre las acacias. Cuando pasan por encima de mi cabeza, sentada yo en la terraza, emiten un tris-tiris, así, doble y espaciado antes de soltar el segundo. No me hagáis que busque la banda negra que cruza bajo el cuello para identificar al zapador, que aún no llego y lo lío con la golondrina. Prefiero quedarme con el punto blanco.
- La GOLONDRINA COMÚN es como una señorita de las películas antiguas, caprichosa ella. Va en vuelo muy digna, dibujando una curva suave y aleteando mucho, tanto que en el esquema pongo sus alas porque la impresión que me deja en la retina es la de UN PAR DE ALAS NEGRAS y, si tengo suerte, el regalo de un brillo metálico azulado. Es ella. Y, de pronto, hace un quiebro así como en ángulo recto, que no sé si llega a ser de 90º pero lo parece -vamos, a mí me parece un ángulo agudo y así lo dibujo- y se va para otro sitio. Y si quiere, lo hace dos veces seguidas, o tres, porque ella puede. Vuelan muy bajo. Ojo, que estos días de confinamiento se han acostumbrado a estar solas en la calle y se pasean casi a ras de acera. El otro día a punto estuve de cazar una en una bolsa de rafia cuando salía para la compra. Se cruzó a la altura de mi peroné justo cuando salía por la verja. No la pillé de milagro, sin intención, claro. Cuando pasan en parejas, pareciera que las señoritas están manteniendo una conversación en la que una de las dos tiene que salir vencedora. Si se elevan, puedes ver el vientre blanco. Y, si están cerca y tienes suerte, con el tiempo y si los lleva separados, empezarás a ver en la cola sus dos laterales largos. ¡Que son finos y cuesta! Lo de la cara roja, en vuelo, no insistáis, no la vemos. Y cuando le vamos cogiendo el truco a eso de buscar el rojo, ya no nos acordamos si era por delante o por detrás -como el anaranjado de la dáurica-; con suerte alcanzamos a decir ¡tiene algo rojo! Eso ya es una hazaña. Valorádnosla. El dominio del color lo dejamos para la foto, para cuando estén posadas en un cable o en un árbol.
- El VENCEJO es más grande, más fuerte y, sobre todo, es un BOOMERANG. En la viñeta he puesto directamente eso, un búmeran. Es como yo los veo, y así los distingo de las otras. Tiene más poderío. Están altos, y si miras más arriba con los prismáticos, habrá más, cazando insectos en las alturas, que parece mentira que lleguen hasta allí (ellos y los insectos). Cuando pasan en bandadas, se les oye un griterío que... ¿conocéis las manadas de monos que salen de cacería?, pues igual. Esas bestias son los vencejos. ¿La cara más clara?, ¿vencejo pálido? ¡pero qué me estás contando! Eso para mí es ciencia ficción.
+ Ojo con las alturas. Porque una, novata, se fía de que estar tres especies se distribuyen la columna de aire, pero es que luego van a anidar al mismo sitio, y no es raro ver a los vencejos incordiando los nidos de golondrina o de aviones. Así que a cierta altura, puedes ver a estos tres insectívoros, y ahí se complica la cosa. Recuerda: punto blanco / búmeran / alas negras.
(Postdata: en una próxima entrega, mostraré cómo diferenciar los nidos. Ni barro, ni grumos, ni nada de eso. A bulto, que andamos justitos de vista).
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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2020-05-24