Una treintena larga de voluntarios nos reunimos ayer para echar una mano a la jara de Cartagena, ese pequeño arbusto que sólo crece en la Región de Murcia y en la Comunidad Valenciana (aquí con un único ejemplar, ya viejo) y que está atravesando unos momentos críticos para su subsistencia: ¡sólo quedan cuatro individuos reproductores silvestres! Lo que no sabíamos es que íbamos a tener la suerte de participar en una actividad de experimentación para probar un nuevo sustrato para esta planta, la fibra de coco. Si ya es bonito ayudar a una especie que está en peligro ¡esto lo hace aún más interesante!
Así que en la jornada de un cálido sábado, y tras escuchar en el Llano del Beal la presentación de la zona y de la planta por parte de María Mercedes Martínez, de la Asociación Calblanque, los voluntarios, convocados por esta asociación y por el Proyecto para la Recuperación y Conservación de la Jara de Cartagena (de la Universidad Politécnica de Cartagena -UPCT-), subieron la cuesta del Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila hasta la zona de plantación. Allí, María José Vicente, investigadora principal del proyecto (que está cofinanciado por la Fundación Biodiversidad y la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia) y profesora de la UPCT, ofreció información sobre los objetivos y la metodología de la jornada mientras a su espalda veíamos el lugar donde técnicos de Serbal habían preparado los huecos. Había más de 70, ¡trabajo esforzado! En ellos, los participantes, grandes y pequeños, teníamos que colocar las matas, después de una pequeña demostración para aprender la técnica.
Los asistentes cogíamos una planta, en cuya etiqueta ya venía indicado qué tipo de sustrato había que ponerle, elegíamos un hueco, y a plantar. Primero un poco de tierra blanda para elevar la planta, luego la fibra de coco si era el caso, luego rellenar a mano, apretar algo con la azada, hacer un alcorque para retener la humedad y la breve escorrentía que pudiera derramarse de las cotas más altas, colocar el protector y clavar las guías. Hasta se unieron los agentes medioambientales encargados de supervisar todo lo que ocurre en el territorio. Y, como ocurre en estos casos, la repoblación se convierte en una fiesta, en risas, en poses para fotos, en dudas, en poner mi nombre a las plantas ('Lola'), en gente de aquí para allá, en hacer amigos... y en sentir a la jara de Cartagena un poco más tuya.
La idea de incorporar la fibra de coco al alcorque responde al hecho de que la turba del cepellón tiende a estar siempre húmeda, de forma que le roba mucha humedad al suelo. Y parece ser que por ello a las raíces les cuesta mucho pasar de la turba al suelo. Con la fibra de coco se espera conseguir que las raíces primero crezcan en la fibra de coco y luego en el suelo, con lo que se espera aumentar la superviviencia de los jóvenes ejemplares.
Con éste y otro tipo de iniciativas, la UPCT y a la Comunidad Autónoma de Murcia llevan adelante los planes de recuperación de esta planta. Ayer se reintrodujeron 70 ejemplares que se han cultivado en los viveros de la Comunidad. Ahora, toca esperar a ver cómo funcionan, porque la supervivencia no siempre es fácil. Y, en todo caso, habrá más convocatorias de repoblaciones, ésta sólo ha sido la primera y estupenda jornada de voluntariado para, además de ayudar, conocer mejor a la jara de Cartagena (Cistus heterophyllus subsp. carthaginensis), que se consideró extinta durante décadas, fue redescubierta por el botánico de la zona José Antonio Navarro, y ahora está necesitada de algunos mimos.
Y después del esfuerzo, un pequeño tentempié que culminó con la lectura de un delicioso cuento a cargo de María Mercedes Martínez, en el que Jaime plantaba una semilla...
Nosotros os animamos a apuntaros a plantar, no una semilla, sino unos cuantos ejemplares de jara de Cartagena y a conocer su interesantísima historia en la próxima repoblación.
Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2017-10-29