De todo el sobreenvasado que veo en los comercios, el que presento en este post es el que me resulta más inútil de todos.
Se trata de un envoltorio de plástico que rodea a dos paquetes de un mismo producto, con la intención de que el cliente se lleve los dos de un solo gesto con el consiguiente ahorro.
Con todo lo que nos está cayendo en cuestión de plásticos en el mar, las ramblas, los ríos, una plaza después de una noche de sábado cualquiera... una se cuestiona si esto es necesario.
De una parte, porque las moderna tecnologías ya permiten detectar que el cliente ha comprado dos veces el producto y aplicar automáticamente el descuento, sin necesidad del sobreenvasado.
Y de otra, y es lo peor de todo, es que no hay ningún problema si el usuario quiere llevarse una sola pieza: rompe el plástico y santas pascuas. Así, sin más. Que te lo dice bien grande en el paquete: "Divisible".
Entonces, ¿para qué?
En otros tipos de sobreenvasado he llegado a pensar que podrían responder a alguna necesidad especial de parte de la población. Es el caso de la fruta que viene pelada, que podría permitir que personas más mayores o con movilidad reducida en las manos fueran autónomas a la hora de comer estas piezas. Aunque todo apunta a que lo hacen así simple y llanamente para vender más, aprovechando que somos cada vez más comodones. Ahí, un nostra culpa general (apúnteselo en este u otro ejemplo quien caiga en la tentación).
Pero esto... En fin. Ustedes dirán.
Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2018-10-25