Los efectos del cambio climático tienden a agravar los impactos que el ser humano ha causado ya en algunos ecosistemas, con importantes repercusiones en la región mediterránea y en sus humedales, según advierte el informe 'Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España', presentado recientemente por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco).

En este sentido, el trabajo señala por ejemplo que, debido al previsto incremento de las temperaturas, el aumento de la evapotranspiración potencial puede afectar a los ecosistemas asociados a las aguas subterráneas, como humedales y manantiales. "Los humedales han disminuido de forma significativa en el siglo pasado con una tendencia que aún continúa, y donde el cambio climático se ha convertido en una presión adicional, especialmente en regiones como la mediterránea. Muchas especies acuáticas son muy sensibles a la temperatura del agua. Así, el aumento de la temperatura media del agua y la recurrencia de olas de calor, junto con la disminución de los flujos de agua, podría terminar reduciendo los nichos actuales de muchas especies de agua dulce".

En relación con los recursos hídricos añade también que "el incremento de las temperaturas, la previsible disminución de la precipitación anual, el cambio en la estacionalidad o la intensidad de las precipitaciones, así como el aumento del nivel del mar pueden producir alteraciones en los procesos del ciclo hidrológico en su fase subterránea. Esto puede conllevar la salinización de acuíferos e intrusión salina, así como la contaminación de acuíferos por mayor número de eventos extremos que podrían aumentar la carga contaminante en los mismos".

El texto recuerda, además, que la actividad humana ha causado ya importantes impactos en los sistemas hidrogeológicos de la Península, como ríos que se han secado, humedales que han desaparecido y acuíferos intensamente explotados durante años, que pueden verse empeorados con el cambio climático, con efectos retardados en la cantidad y calidad del agua subterránea.

En general, se concluye en este apartado, "incluso en los escenarios de bajas emisiones, se prevén considerables repercusiones en el ciclo hidrológico, cuya consecuencia será la disminución de la disponibilidad de agua y su calidad".

El informe del Miteco tiene como principal objetivo llevar a cabo un análisis y síntesis de los principales impactos del cambio climático en diez ámbitos de trabajo, o sectores y sistemas naturales, considerados prioritarios tanto en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC-1) como en el PNACC-2. Estos ámbitos son, además de los recursos hídricos, los ecosistemas terrestres, agricultura y ganadería, medio marino, costas, áreas urbanas, salud, energía, transporte y turismo. Además, presenta una propuesta inicial de los riesgos derivados de estos impactos y una valoración preliminar de la urgencia para ser abordados.

Los escenarios de cambio climático que maneja el informe, que son los últimos elaborados para España por AEMET, proyectan aumentos en la escala anual de las temperaturas máximas de entre 2°C y 6,4 °C, más acusados en verano, y con incrementos mayores en el interior y menores en el norte y noroeste peninsular. Una tendencia similar se espera para las temperaturas mínimas, aunque menos notoria que para las máximas, y una disminución del número anual de días de helada. Igualmente, se prevé un incremento de los días cálidos y de las olas de calor más largas. Las precipitaciones también tenderán a reducirse en las últimas décadas del siglo. Todo ello, podría ir acompañado por cambios en la velocidad del viento generalizados y el incremento de los fenómenos extremos, como los medicanes (ciclones tropicales en el Mediterráneo).

Así, para los ecosistemas terrestres expone que en las especies forestales se han observado ya cambios fenológicos (las respuestas relacionadas con el clima), como el aumento o desplazamiento del periodo de permanencia de la hoja en especies caducifolias y cambios en los periodos de floración y fructificación. Estas alteraciones pueden llevar a cambios de comportamiento en las especies migratorias, muchas aves migratorias ya están adelantado su llegada a la Península, o en especies locales, determinados insectos adelantando la emergencia de los adultos. En concreto, estos cambios pueden ser perjudiciales para especies que viven en ecosistemas 'islas', donde no pueden migrar, o en los márgenes de sus áreas de distribución, donde pequeños cambios climáticos pueden generar grandes impactos en la salud y capacidad de supervivencia de estos animales, entre los que incluye anfibios y reptiles. Además, "es muy probable que la resiliencia de estos bosques pueda verse reducida en el futuro si se producen sequías recurrentes".

Los suelos se pueden ver afectados por dos grandes problemas: que el incremento previsto de la aridez apunta a un aumento del riesgo de desertificación, y los incendios. "España es uno de los tres países de la Unión Europea con mayor riesgo de incendios", asegura el trabajo. (WWF también alertó en su día contra los llamados súperincendios o megaincendios). Para los investigadores del Miteco, la disminución de la precipitación media o el aumento de fenómenos extremos (como sequías, inundaciones o fuego, entre otros) pueden provocar un incremento peligroso de la erosión sobre todo en aquellos suelos sujetos a alta intensidad de manejo (como la agricultura intensiva). Se espera una disminución de la materia orgánica en los suelos ya pobres en carbono orgánico, en particular en suelos mediterráneos. Como contrapunto, añaden que "pueden observarse efectos positivos de forma puntual, porque estas condiciones favorecen suelos dominados por especies fúngicas, cuya naturaleza química estimula la hidrofobicidad. Los ciclos del nitrógeno y el carbono pueden verse alterados. Se ha visto que la presencia de costras biológicas en los suelos semiáridos y áridos los hacen más resilientes, aunque el incremento de temperatura puede inducir a la reducción de las mismas.

A su vez, en el medio marino, los impactos sobre la biodiversidad y los ecosistemas, así como en la pesca y acuicultura, son cada vez mejor conocidos, señala el texto, y se deben fundamentalmente al aumento de temperatura, la acidificación y la pérdida de oxígeno. Así, se observan cambios en la distribución y abundancia de especies de flora y fauna marina, cambios fenológicos, establecimiento de especies invasoras y disminución del potencial pesquero y acuícola, principalmente. Estos impactos se han venido documentando, entre otras, para la región Mediterránea. Una consecuencia derivada es que los ecosistemas marinos y las comunidades humanas que dependen de ellos serán más vulnerables al cambio climático cuando además estén expuestos a otras presiones e impactos, como la contaminación, presión urbana o la sobrepesca. "La magnitud acumulada de estas presiones, junto al cambio climático, están aumentando el riesgo de extinción de especies marinas a tasas sin precedentes".

En las costas, entre los factores de cambio más importantes se encuentran el ascenso del nivel del mar, los eventos extremos, los cambios en el oleaje y los cambios en la temperatura del agua, pero también diversos factores antropogénicos, como la ocupación litoral, que aumentan la exposición ante los riesgos climáticos. El cambio climático está agravando ya muchos de estos procesos y seguirá haciéndolo en el futuro, avisa el informe. Como consecuencia de ello, y en ausencia de políticas de adaptación, se espera que aumenten las inundaciones costeras y la erosión, que afectarán tanto a los sistemas naturales como humanos, así como los daños materiales, ecológicos y económicos asociado.

En lo relativo a la salud humana el texto apunta que son especialmente relevantes en España los riesgos asociados a las temperaturas excesivas y a las inundaciones, y se asocian con muertes y lesiones, morbilidad y mortalidad por causas cardiovasculares y respiratorias, estrés térmico y agravamiento de enfermedades crónicas. El cambio climático también afecta indirectamente a través de la sinergia con la contaminación medioambiental (aire, polen o radiaciones ultravioletas). En España, los riesgos emergentes incluyen enfermedades transmitidas por garrapatas (como la enfermedad de Lyme y la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, entre otras), enfermedades transmitidas por mosquitos en regiones húmedas (como el mosquito tigre asiático que transmite dengue, chikungunya y zika).

En cuanto al turismo, el estudio relata que la subida de las temperaturas en las provincias costeras del Mediterráneo, especialmente en el sur, puede disminuir la predisposición de los turistas a visitar estos destinos. Aunque esto también podría provocar que la temporada alta de los destinos de sol y playa españoles se desplazara fuera de los meses de julio y agosto tradicionales.

El trabajo, de 213 páginas, repasa también los efectos en la agricultura, energía, medio urbano e infraestructuras y transporte, e incluye un glosario de términos.

El informe 'Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España', que se puede descargar también del portal AdapteCCA del Miteco,  identifica un conjunto de 73 riesgos a partir de la información existente sobre los impactos del cambio climático en los diferentes estudios disponibles, y señala que todos los sectores abordados presentan impactos que serán negativos (puntualmente podrían presentarse efectos positivos), lo que "nos lleva a concluir que en todos ellos se debe de tener en cuenta la necesidad de medidas de adaptación".

2021-03-07

  • Portada del informe 'Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España'. Imagen: Miteco
    Portada del informe 'Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España'. Imagen: Miteco.