El banco de germoplasma del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida) cuenta ya con 9.041 variedades vegetales comestibles y silvestres, con el objetivo de mantener y recuperar variedades tradicionales desaparecidas, mejorar los cultivos existentes y garantizar su aprovechamiento futuro, según informa la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia en una nota de prensa.

Estos recursos fitogenéticos se conservan en dos grandes colecciones: la de leñosas y la de semillas.

La colección de leñosas está compuesta por moreras y frutales y conservadas en forma de cultivos en fincas experimentales. En concreto, el banco de germoplasma, que recibe el nombre de Bagerim, dispone de unas 366 variedades, con 52 entradas de morreras y 314 variedades frutales, entre las que destacan las autóctonas murcianas de melocotonero y las 15 entradas de pero de Cehegín.

Por su parte, las semillas se hallan conservadas en cámara frigorífica y son parcialmente regeneradas cada año. La regeneración de las semillas se realiza según especies, tomando las medidas de aislamiento necesarias para evitar polinizaciones entre las distintas variedades. De hecho, del total de las 9.041 variedades almacenadas, el 95 por ciento son semillas. La mayoría de ellas, en torno a 7.150, son variedades de los principales cultivos hortícolas de distintos orígenes varietales. En este sentido, el banco de germoplasma cuenta con 3.300 variedades de pimiento, 3.000 de tomate, 500 de melón y otras 500 entre calabazas, lechugas y judías. De todas ellas, aproximadamente 1.000 tienen su origen en la Región y zonas limítrofes. El resto de las entradas de semillas almacenadas en el Imida, unas 1.550 variedades, pertenecen a especies de interés medioambiental, mayoritariamente leguminosas y quenopodiáceas.

El material genético vegetal ha sido almacenado desde 1975 en las instalaciones del actual Imida, adscrito a la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, y ha sido posible gracias a numerosos proyectos de investigación y actuaciones como colectas de material vegetal o intercambio con agricultores.

El banco de germoplasma nació como tal en 2013 con el fin de coordinar todas las actuaciones de conservación, mantenimiento y divulgación de las características del material almacenado, y garantizar un estado de conservación óptimo para que puedan ser utilizadas por agricultores e investigadores del ámbito público y del privado, así como por cualquier persona que lo solicite.

En los últimos años las variedades tradicionales han despertado además un gran interés por parte del sector de la restauración, por su calidad y variabilidad. El Bagerim dispone de semillas de multitud de especies que pueden resultar particularmente interesantes para la gastronomía por su diversidad de colores y sabores o, en algunos casos, como el de la berenjena ciezana, su capacidad de no oxidación.

En este sentido, el banco de germoplasma trabaja conjuntamente con reconocidos chefs de la cocina murciana, como Pablo González, del restaurante de la Cabaña Buenavista, y María Gómez, de Magoga.

Una de las principales características que definen la potencialidad del material vegetal del Bagerim es la diversidad genética que almacena, que permitiría en un momento determinado dar respuesta a posibles cambios e imprevistos a los que se pueda enfrentar la agricultura, como pueden ser la aparición de nuevas enfermedades, el cambio climático o la adaptación a nuevos requerimientos del consumidor, entre otros.

2020-09-26

  • Una operaria maneja algunas de las variedades conservadas por el Imida. Imagen: CARM
    Una operaria maneja algunas de las variedades conservadas por el Imida. Imagen: CARM.
  • El 95 por ciento de las variedades almacenadas en el Bagerim son semillas. Imagen: CARM
    El 95 por ciento de las variedades almacenadas en el Bagerim son semillas. Imagen: CARM.