La ocupación de zonas inundables, los espacios agrarios cada vez más intensivos y sin prácticas de conservación, la imparable impermeabilización del suelo, las nuevas infraestructuras que desorganizan el drenaje natural, obras de defensa frente a inundaciones que agravan los daños cuando ésta se produce y la retirada del espacio para los ríos son las seis causas principales que, a juicio de la organización conservacionista Ecologistas en Acción (EEA) Región Murciana, han causado un aumento de los daños de las recientes inundaciones en la costa mediterránea española, y que la entidad analiza en profundidad aportando sus soluciones en un documento que acaba de difundir.
En una nota de prensa, EEA Región Murciana recalca que "la nefasta planificación territorial, el incremento desmedido y desordenado de las superficies de regadío y las zonas urbanas, y el olvido de la red de drenajes naturales que estos días han vuelto a dibujarse sobre el terreno, aunque obligadas a cursar por donde les permiten las barreras..., están en el origen de que hoy tengamos que lamentar pérdidas de vidas, familias despojadas de sus hogares, daños en infraestructuras que costará años recuperar y, posiblemente, la estocada final a la maltrecha laguna que estamos dejando morir, el Mar Menor".
En el documento, elaborado desde el Área de Aguas, que analiza "las causas principales por las que, lejos de disminuir, el impacto de las crecidas continúa siendo tan grave a pesar de las grandes y costosas infraestructuras que salpican el territorio", también se describen los ejes de actuación y las medidas concretas y aplicables frente a esas causas, que "se deben ir desarrollando de forma inmediata, mientras recomponemos los desperfectos que hemos contribuido a magnificar, antes de que se disuelvan en la memoria las lecciones que el agua nos dejó".
Así, para EEA Región Murciana, "la principal causa del incremento de los daños por inundaciones, frente a precipitaciones equivalentes o menores, es la creciente ocupación de zonas inundables por viviendas, infraestructuras y todo tipo de equipamientos, lo que incrementa en la misma medida la exposición de la población y de los bienes y por tanto el riesgo de inundaciones". La entidad lamenta que "la abundante normativa existente que obliga a respetar las zonas inundables" no se cumple y señala como responsables de ello a Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.
El segundo lugar de la lista lo ocupa la agricultura industrial y la continuada expansión de los regadíos intensivos, que "están cambiando la dinámica hidrológica de amplias extensiones del territorio e incrementando la cantidad de la escorrentía, así como la velocidad de los flujos de agua en caso de precipitaciones intensas". Todo ello redunda en la reducción de la cubierta vegetal del suelo debido a la roturación sistemática de grandes áreas que hasta entonces estaban cubiertas por vegetación natural, y la desaparición de parches de matorral y vegetación herbácea silvestre que aparecía en los linderos, así como a lo largo de los caminos y otros espacios no cultivados. La pérdida de esta vegetación conlleva la pérdida de sus funciones, ya que es muy eficaz a la hora de retener el suelo, impidiendo el arrastre de sedimentos, así como a la hora de reducir la escorrentía y sobre todo de retenerla, favoreciendo una mayor infiltración, enlenteciendo la escorrentía y reduciendo por tanto los picos de avenida y sus efectos dañinos aguas abajo. Al mismo tiempo, se ha producido el abandono de las prácticas de conservación del suelo y el agua que conllevaba el secano (como que en caso de lluvias torrenciales, aprovechaban las escorrentías desviándolas hacia el cultivo, donde quedaban retenidas, así como sus arrastres); añadiéndose a ello en muchos casos la rotura a favor de pendiente.
El desarrollo urbanístico y la proliferación de distintas edificaciones y equipamientos provocan el sellado de grandes extensiones y por tanto la creciente impermeabilización del suelo, lo que hace que aumente la escorrentía.
El desarrollo urbanístico, además, trae adosado también la construcción de nuevas infraestructuras viarias (autovías, carreteras, rotondas, taludes), que segmentan y desorganizan la red de drenaje natural creando barreras a la misma, reconduciendo los flujos de agua hacia zonas que hasta entonces se habían visto libres de problemas de inundaciones.
A ello se suma que las obras hidráulicas de defensa frente a las inundaciones (motas, diques, presas de laminación, dragados, cortes de meandros y encauzamientos) que, aparte de sus graves impactos ambientales, han distorsionado la percepción del riesgo y dan lugar a una falsa seguridad favoreciendo una mayor ocupación de las zonas inundables. Sin embargo, "La construcción de motas y encauzamientos tienen complejas y negativas consecuencias para el riesgo por inundaciones al favorecer una mayor energía y velocidad de las aguas de avenida, aumentando su poder erosivo y capacidad de destrucción aguas abajo", avisa el texto. "La construcción de diques o motas de contención demasiado cerca del cauce es ineficaz y de hecho su rotura durante las avenidas constituye el mayor peligro real para las vidas humanas durante estos episodios", agrega, para terminar este apartado incidiendo en que "los dragados no solucionan nada porque en poco tiempo (meses) los sedimentos vuelven a ocupar su lugar".
Finalmente la nota señala que los cultivos y el crecimiento urbano y de infraestructuras "han estrechado el espacio asignado al río hasta límites inverosímiles" en muchos lugares, olvidando que "el río no tiene un sólo caudal o un sólo cauce (el medio) sino distintos cauces para distintos caudales, incluyendo los picos de crecida fluvial, y todos ellos son parte de la cuenca del río".
La entidad apunta que "las seis causas analizadas en el documento ofrecen una visión clara de la inacción de las administraciones regionales, la falta de planificación, sentido común y de aplicación de soluciones adaptadas al medio natural cuyo resultado es el panorama que podemos observar hoy".
Por todo ello, el documento, titulado 'Inundaciones en el Levante peninsular. Análisis de causas y soluciones', aporta un listado de seis ejes de intervención "para una reducción real del riesgo de inundaciones". Abre la lista la necesidad de respetar las zonas inundables, -el eje de intervención más importante para reducir de forma significativa los daños por inundaciones-; seguido de la de devolver espacio al río, gestionando el territorio fluvial y zonas de desbordamiento aguas arriba de las zonas urbanas. Implantar Medidas Naturales de Retención de Agua en los espacios agrarios constituye el tercer eje, a continuación del cual se señala la conveniencia de implantar sistemas de Drenaje Urbano Sostenible. Los dos últimos ejes consisten en eliminar viviendas e infraestructuras en zonas de alto riesgo así como impulsar una estrategia de comunicación social sobre la necesidad de una gestión adaptativa frente a las inundaciones, educando en la incertidumbre y en la cultura del riesgo.
Recuerda asimismo la organización que estos eventos están ampliamente documentados desde hace siglos, y que hay que evitar que continúen provocando daños a bienes y personas hoy día. Sin embargo, "aunque históricamente hemos convivido con las crecidas del río y las ramblas han guiado los caudales por sus cauces, el escenario que nos indican los modelos es que se verán incrementadas la frecuencia y virulencia de estos fenómenos con el avance del Cambio Climático". Y describen cómo la torrencialidad ha moldeado este paisaje, y sus gentes han sabido adaptarse respetando y aprovechando las aguas que llegaban de forma abrupta. "Solo en estas últimas generaciones se ha venido desoyendo esa enorme experiencia acumulada durante siglos, en nombre del progreso", advierten.
Ecologistas en Acción Región Murcia insta, finalmente, a las administraciones a que tengan en cuenta el análisis y las propuestas que ofrece el documento, avaladas por estudios científicos, la experiencia de los regantes tradicionales y habitantes de este territorio, con el fin de adaptarnos a las circunstancias que caracterizan las cuencas mediterráneas.
2019-09-22