No maten al voluntario
Ayer se celebró el Día Internacional del Voluntario. Esta narradora, que ha sido voluntaria en actividades medioambientales, se acordaba en este día de sus compañeros. Hemos estado buscando rastros de nutria por toda la Región de Murcia; tratando de eliminar el coipú -un roedor invasor- de las marismas de Txingudi, en Guipuzcoa; en largas reuniones para mejorar la cooperación en las entrañas de Doñana; surcando el mar identificando delfines o escuchando aves nocturnas. Los hay que limpian y señalizan senderos para que usted no se pierda, reparan vallados para que la fauna salvaje no acceda al camino, reforestan laderas y mucho más. A menudo he oído opiniones en contra de su actuación al entender que, en último término, eliminan un puesto de trabajo. Esta narradora se ha sentido confusa frente a este argumento, pues a ver quién niega que un operario pagado puede reparar una valla. Sin embargo, creo que justo ayer, en el Día del Voluntario, la narradora ha visto la luz. Así, entiendo finalmente que un gobierno, por muy exhaustivamente que gobierne, no puede alcanzar todos los recovecos que tiene la sociedad. Le es imposible. Y ahí es donde actúa el voluntario. Detectando primero la necesidad y luego poniendo su esfuerzo. Y si un gobierno no puede pagar a cien operarios para plantar un bosque -o no tiene agilidad para movilizarlos un domingo por la mañana-, bien está que lo hagan los voluntarios, eso sí, guiados por un técnico que indique qué especies plantar, dónde, cómo y cuándo. El voluntario deposita su confianza en la bondad de la acción a realizar y en la buena gestión de gobernantes y gestores. Comparto, como voluntaria, la confianza depositada en la acción. Lo que nos ha fallado es la confianza depositada en nuestros regidores. No puede ser que para plantar un pino tenga uno que atravesar siete administraciones, elevando proporcional -y falsamente-el coste. No puede ser que el dinero se dilapide en tablets, sueldos desorbitados, sobresueldos, ayudas para viviendas de los representantes políticos y cuentas en Andorra, ERES ilegales… No maten al voluntario, no es quien les ha fallado. El dinero está ahí. En Suecia, Alemania, Finlandia también hay voluntarios. Y dinero. No maten al voluntario, insisto. Seguimos cavilando.