¡Pues cómo será el verano!
El pasado fin de semana habían anunciado bajada de las temperaturas y asomo, por fin, del invierno más reticente de los últimos años. Pero por los montes que circundan Murcia iban los senderistas en manga corta y hasta en tirante. Sobraban los forros polares, las bragas de cuello y los gorritos. Si esto ocurre en la plena estación fría, ¿qué verano nos espera? La confundida milenrama, que es típica de mayo, brotando en enero, igual que las orquídeas gigantes, adelantando así su esplendor casi un mes. Ya hay anátidas cuidando de sus crías, y hace semanas decenas de pajarillos revoloteaban buscando ardorosamente compañera. Hemos leído que algunos mamíferos no han entrado en su habitual hibernación y están excesivamente gordos tras haber acumulado grasas de cara al frío invierno que nunca llegó, y esto no es bueno para ellos. Algunos álamos no han soltado del todo sus hojas. Los olivos han ofrecido su fruto retardado por la falta de frío mientras que ciertos frutales en flor imploran que no lleguen ahora las más bajas temperaturas. Los campos no saben si estamos en invierno o en un suave abril. Y esta narradora tampoco. ¿Saben los polinizadores que sus flores ya han brotado? ¿Tendrán las plantas fuerzas para volver a fructificar en primavera? Y todavía hay quien alaba éste como el buen tiempo. Sin embargo, ver cómo más de un transeúnte anda por ahí enfundado en un chubasquero con capucha ribeteada en piel cual si estuviéramos a diez grados bajo cero nos hace pensar que aún no se cree que el invierno todavía no ha venido. Será que queremos frío, que lo necesitamos, como los frutales de hueso. Será que somos naturaleza y precisamos del curso de los ciclos. El buen tiempo es el que toca en cada fase del ciclo. Y que llueva. Seguimos cavilando.
La albaida puede florecer en esta época, pero presenta este enero la profusión de su época de floración más típica, de mayo a agosto.
