Dos especies invasoras de cangrejos procedentes de Norteamérica –el cangrejo rojo y el cangrejo señal- transmiten una enfermedad emergente, la afanomicosis o peste del cangrejo, que diezma a las poblaciones autóctonas, según informa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cuyos investigadores han desarrollado el trabajo.
Los resultados no solo muestran que estos cangrejos invasores son portadores crónicos del patógeno emergente Aphanomyces astaci, sino que además lo transmiten a los cangrejos de río europeos, altamente susceptibles a esta enfermedad.
El patógeno es similar a los hongos (aunque filogenéticamente está relacionado con un grupo de algas) y ha devastado las poblaciones de cangrejo autóctono europeos. La dos especies invasoras, el cangrejo rojo (Procambarus clarkii) y el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus), fueron introducidas en España en los años 70 con objetivos de acuicultura y pesca y desde entonces los casos de peste del cangrejo han sido continuos.
El estudio se ha entrado en la península Ibérica, donde dos investigadores del departamento de Micología del Real Jardin Botánico-CSIC, Laura Martín Torrijos y Javier Diéguez-Uribeondo, han analizado más de 50 casos de mortalidades masivas de cangrejos autóctonos desde el año 2004. Para su análisis, se han identificado y secuenciado regiones del ADN mitocondrial de A. astaci que permiten conocer el origen de la enfermedad, es decir, la especie invasora responsable del brote de afanomicosis.
“Los análisis muestran que la afanomicosis sigue activa desde su introducción en 1973, y que la enfermedad se ha mantenido de forma crónica en las poblaciones americanas introducidas”, explica Diéguez Uribeondo. “Los resultados muestran que, allí donde se ha introducido cangrejo rojo, principalmente en el Sur y Este de España, los brotes de afanomicosis tienen su origen en esta especie invasora; mientras que en aquellos lugares donde se ha dispersado el cangrejo señal, principalmente Castilla-León, Navarra o País Vasco, los brotes de peste del cangrejo se deben al haplotipo del patógeno característico de cangrejo señal”, añade.
“Tanto la dispersión del cangrejo rojo como del cangrejo señal se ha debido a la comercialización en vivo y a su pesca recreativa”, apunta Diéguez-Uribeondo. “Los resultados obtenidos con este estudio demuestran el impacto negativo de estas especies invasoras, alertando sobre la necesidad de tomar medidas más eficaces para el control de las mismas, así como el apoyo de planes conservación de la especie de cangrejo de río autóctona y al borde de la extinción”.
Las poblaciones de cangrejo autóctono tienen su origen en la última glaciación y su pesca fue hasta los años setenta más importante incluso que la de la trucha. Hoy en día se estiman que solamente quedan no más de 500 poblaciones con escasos ejemplares, aisladas y relegadas a hábitats marginales como arroyos de montaña. “Su estado es crítico tanto por lo vulnerable de su hábitat como por la amenazada de especies invasoras”, concluye Diéguez-Uribeondo.
Los resultados de este trabajo han sido publicados en la revista PLOS ONE.
2019-08-21