Un reciente estudio internacional propone una nueva metodología para que la renaturalización (o rewilding, por su nombre en inglés) de un espacio natural sea exitosa, según informa en una nota de prensa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entidad que ha participado en un trabajo.

La nota señala que el éxito de los proyectos de restauración de un ecosistema va más allá de la protección de cada especie que lo habita y pasa por tener en cuenta procesos como la complejidad trófica, las perturbaciones naturales y la dispersión, además de cómo interaccionan entre ellos para la protección de la biodiversidad.

En el trabajo, los investigadores proponen un marco conceptual y una serie de pasos a seguir. “La renaturalización se centra en el ecosistema en su conjunto e intenta restaurar funciones a través de medidas específicas, permitiendo que el ecosistema se mantenga con poca o ninguna gestión humana”, explica Andrea Perino, la primera autora del estudio.

En este sentido, sugieren que se examinen las funciones del ecosistema, se analicen las perturbaciones y en base a ello plantear una serie de medidas para restaurar los procesos que se han interrumpido. Todo ello al mismo tiempo que se minimiza la intervención humana.

Así, por ejemplo, en un paisaje de llanuras de inundación se podrían eliminar las represas que ya no son necesarias, sumergiendo parte del paisaje. Esto podría crear un hábitat para animales y plantas que anteriormente fueron desplazados por los humanos.

Según señalan los expertos, el cambio global está planteando grandes desafíos para lograr la persistencia de los ecosistemas y su biodiversidad. La expansión de las ciudades, la construcción de carreteras, la proliferación de industrias y las prácticas agrícolas intensivas son algunos de los factores condicionantes. “Se han destruido ecosistemas enteros, lo que supone una disminución continua de la biodiversidad. Como consecuencia de esto, muchos ecosistemas ya no pueden realizar tareas importantes como la regulación de inundaciones”, apunta Henrique Pereira, líder del estudio y científico de la Universidad Martin Luther Halle-Wittenberg y el Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad.

La científica del CSIC Ainara Cortés -Avizanda, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares), concluye que “hay que tener una visión madura de la naturaleza, las decisiones en esta materia requieren una buena planificación, y para ello hay que considerar también procesos participativos que involucren a investigadores, a gestores y a grupos locales además de contemplar el monitoreo de las especies y el manejo adaptativo. En esta revisión presentamos los pasos a seguir para promover interacciones beneficiosas entre la sociedad y la naturaleza”.

No en vano, este trabajo reconoce que un buen plan de renaturalización debe contemplar todas las percepciones y mitigar los conflictos además de replantear algunas políticas y medidas para favorecer el trabajo a una escala mayor.

El estudio, publicado en la revista Science, está dirigido por la Universidad Martin Luther Halle-Wittenberg (Alemania) y el Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad (Alemania).

2019-04-26

  • Un ecosistema inundado. Imagen: CSIC
    Un ecosistema inundado. Imagen: CSIC.