Pues no sabemos si cien, doscientas o cuántas, y no eran cotorras en la conocida canción, pero varios tipos de estas aves con origen sudamericano, africano y asiático ya están en la Región de Murcia, como en casi toda España y media Europa. Son animales considerados invasores por las normativas internacionales, por lo que conocer su número y ubicación es crucial para diseñar una buena gestión. Y por eso, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) ha convocado dos censos -los primeros de ámbito nacional- para dos especies de ellas que se han visto en el país, la cotorra argentina, de pecho gris (Myiopsitta monachus), cuyo recuento ya ha finalizado, y la cotorra de Kramer (Psittacula krameri). En este último caso, el censo está abierto y cualquier interesado puede participar, incluso por Twitter.
La invasión de las cotorras pueden tener varias consecuencias. Entre ellas, cambiar la banda sonora de nuestras ciudades. Por su culpa, las actuales producciones televisivas o cinematográficas rodadas, por ejemplo, en los exteriores de Madrid, que retrotraen al espectador a épocas pasadas, tienen que editar sus audios para retirar todos los sonidos de estas aves exóticas que, por supuesto, no se habían adueñado de los jardines nacionales en, pongamos, los años 40. Lo cual puede parecer anecdótico, pero supone una inversión económica sobrevenida. Pero, efectivamente, sus impactos van más allá según la especie, esquilmando los cultivos, consumiendo los mismos alimentos que la fauna local y compitiendo con ella por el espacio.
Antonio Jesús Hernández Navarro es el coordinador de ambos censos en la Región de Murcia, donde "actualmente, la cotorra de Kramer no es ninguna amenaza para la fauna, agricultura o los monumentos. Sus áreas más importantes en España son Cataluña, Valencia y Andalucía. Aunque también está presente en otros lugares, lo hace de una manera más dispersa y escasa. Unas pocas decenas de individuos que, creemos, actualmente viven en nuestra Región no suponen ningún problema reseñable. Sin embargo, esta especie invasora, podría convertirse en un problema en el futuro", asevera.
Además, a nivel mundial, está considerada como especie exótica invasora(EEI), "por lo que en España es necesario tener información que valore el riesgo actual y futuro que representa", respalda el técnico. Con este censo, añade, "se trata de conocer su verdadera dimensión demográfica y geográfica, y ver si están ejerciendo una influencia negativa en otras especies autóctonas". Este detalle es significativo porque "se considera que una especie exótica se encuentra establecida en un lugar cuando se reproduce y mantiene una población autosuficiente. Pero con ello, no es automáticamente una especie exótica invasora si su proliferación es limitada y no ocasiona un cambio en los ecosistemas que amenacen a otras especies", explica.
Hernández Navarro cuenta que "la introducción de especies exóticas invasoras es uno de los principales factores que ponen en peligro la biodiversidad mundial". Las poblaciones de Kramer en lugares como Gran Bretaña y Alemania, principalmente, o Bélgica y Holanda, están incrementándose en los últimos años. Está, además, en Austria, Eslovenia, Italia o Francia, así como en Turquía. "En estos países europeos, donde las poblaciones se cuentan por unos pocos miles de individuos, tampoco suponen una amenaza sería, en estos momentos, aunque se comienza a conocer daños en jardines. Sí es cierto que en otros países donde esta especie es autóctona, como África (en la franja al sur del Sáhara) y Asia (subcontinente indio), puede resultar una plaga para la agricultura porque come fruta , maíz, arroz… pero en Europa es un ave que se limita a ambientes urbanos y suburbanos, por lo que el posible daño es aún muy limitado", razona.
La prevención es la norma fundamental para la lucha contra las EEI, y el momento es bueno para enfrentar la llegada de estas aves. "Sin duda, para la posible gestión de su población, si es que se decidiera, es ahora el momento de actuar, cuando las poblaciones aún son pequeñas", defiende el técnico, quien añade que "en la situación actual pienso que se podrían controlar sin dificultad. Son aves residentes, no migran y se mueven poco. Tienen fidelidad por los dormideros y son sociales, y estas condiciones serían facilitadoras de una posible eliminación. De hecho, en los países donde Kramer es autóctona, como la población asiática, se han registrado descensos poblacionales, al parecer, debido a las capturas para el comercio de la especie", refiere Hernández Navarro.
En todo caso, el coordinador considera que "el primer paso para su gestión ya está dado: este censo. Así pues, hay que hacer un buen censo para disponer de la mejor información de cara a que los verdaderos expertos arbitren medidas de gestión si lo consideran necesario".
Datos útiles para participar
La finalidad de este trabajo es estimar la población de la especie identificando sus dormideros fuera de la época reproductora (verano-otoño de 2015) y contando sus efectivos en esos puntos. Para participar solo se necesita “querer”, no hay que pertenecer a ninguna asociación, ni tener experiencia en la observación de las aves y su identificación, precisa Hernández Navarro. Además, esta especie es muy fácil de reconocer y solo hay que aprender a diferenciarla de la cotorra argentina, "algo sumamente sencillo", anima.
La cotorra de Kramer, que vive una media de entre 15 a 25 y hasta 30 años, según la bibliografía, es de un verde vibrante, con tonos amarillentos, y como unos 10 centímetros mayor que la argentina ( la que también se denomina 'cotorrita'), de forma que incluyendo su larga cola alcanza unos 40 centímetros. Tiene el pico corto, ganchudo, rojo intenso por arriba y negro por abajo. Además, los machos adultos exhiben un fino collar, que es rosáceo en la zona de la nuca y negruzco bajo la cara, y que no suelen tener las hembras ni los jóvenes. En SEO te lo ponen fácil con esta entrada.
También es fácil su búsqueda ya que basta con visitar las áreas arboladas de la ciudad o el pueblo e identificar en qué árboles duerme. En realidad, vive principalmente en parques, jardines, y también en campos de golf así como en las cercanías de cultivos, donde come gran variedad de frutos y semillas, tanto silvestres como de plantas ornamentales. En la Región, ha sido ya vista por Cartagena, San Javier, La Azohía, Murcia, San Pedro del Pinatar, Mazarrón o Archena.
El recuento ha de realizarse entre los meses de junio a octubre, ambos incluidos, y puede hacerse tranquilamente en ratos libres y principalmente en las tardes, cuando estas aves se concentran en sus dormideros. El único requisito es comenzar 40 minutos antes de la puesta de sol, aunque si eres muy madrugador también puedes apostarte delante del dormidero desde 30 minutos antes del amanecer hasta que salga la última cotorra...
Para inscribirse solo hay que apuntarse en la web de ANSE, la entidad que organiza el censo en la Región. En concreto, en esta entrada en la que se debe exponer la voluntad de participar, y que contiene las fichas y las instrucciones que se utilizarán para la realización de este censo. Una vez inscrito, Hernández Navarro se pone en contacto con el voluntario, le proporciona más información y le aclara todas sus dudas.
"Solo me queda animar a todo el mundo que le guste la naturaleza y las aves a participar en esta actividad de 'ciencia ciudadana', donde con poco esfuerzo se puede obtener mucho de cara a mejorar el conocimiento sobre la situación actual de esta bonita especie", concluye el coordinador, quien, por cierto tiene un blog titulado Siguiendo Aves, que puedes visitar pinchando en el enlace.
Además, si quieres enterarte del resultado del recuento de la cotorra argentina, coordinado también por Hernández Navarro, visita esta entrada del censo de cotorrita argentina de la web de ANSE . Los datos obtenidos hablan de más de medio millar de ejemplares asentados principalmente en Cartagena y San Javier, aunque aparece dispersa por la Región. Nosotros, por ejemplo, y contagiados del espíritu cardinal de esta iniciativa, hemos visto esta mañana una cotorrita argentina sobrevolar graznando La Raya, en Murcia. ¿Habrá también cotorra de Kramer? ¿Serán más de cien? y ¿dónde irán? Lo veremos...