Hay áreas marinas sin ninguna figura de protección, como el golfo de Mazarrón -situado entre cabo de Palos y cabo de Gata- y las costas de la provincia de Barcelona, que resultan decisivas para especies de aves marinas como el paíño y la pardela balear, respectivamente, según explican desde la Universidad de Barcelona en una nota de prensa en la que recuerdan también que la mayoría de las áreas de alimentación de las aves marinas mediterráneas y atlánticas se encuentran dentro de los espacios de la Red de Áreas Marinas Protegidas de España (Rampe), que engloba diversas figuras de protección para conservar el patrimonio natural marino.

Éstas son parte de las conclusiones del proyecto Amarypesca, concebido para evaluar la eficacia de la Red de Áreas Marinas Protegidas de España y mejorar la gestión pesquera y acuícola y la conservación de las aves marinas pelágicas. La iniciativa, financiado por la Fundación Biodiversidad, está dirigido por Jacob González-Solís, catedrático de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona, junto con la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) y con la colaboración del Instituto Español de Oceanografía (IEO).

El proyecto Amarypesca se ha centrado en el análisis de las interacciones entre aves marinas y actividades humanas en las áreas marinas integradas dentro de la Rampe. La explotación de los recursos pesqueros es una amenaza constante para el futuro de muchas aves marinas con poblaciones en regresión en todo el mundo. Solo en el Mediterráneo, los incidentes derivados de la captura accidental de aves afectan a cerca de 5.000 ejemplares cada año.

La metodología de estudio incluye la colocación de geolocalizadores (GPS) en las aves marinas y las embarcaciones pesqueras que colaboran de manera voluntaria, además del uso del sistema de seguimiento VMS (vessel monitoring system) para conocer el posicionamiento de la flota pesquera operativa en las islas Canarias y el Levante peninsular (en colaboración con el IEO). Un algoritmo novedoso ha permitido integrar el conjunto de datos espacio-temporales para precisar cómo y cuándo interaccionan las aves con las embarcaciones pesqueras y las piscifactorías.

En el marco del proyecto, se ha hecho un seguimiento de varias poblaciones de pardela cenicienta mediterránea (Calonectris diomedea), pardela cenicienta atlántica (Calonectris borealis), paíño (Hydrobates pelagicus e Hydrobates p. Melitensis) petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii), así como de cormorán moñudo (Gulosus aristotelis) y gaviota patiamarilla (Larus michahellis). Además, se han incorporado datos aportados por otros equipos de investigación nacionales e internacionales sobre el seguimiento de poblaciones de pardela balear (Puffinus mauretanicus), pardela mediterránea (Puffinus yelkouan) y gaviota de Audouin (Ichthyaetus audouinii).

La mayor parte de las interacciones de los cormoranes y las pardelas cenicientas con la flota pesquera se producen dentro de las áreas Rampe, sobre todo en el caso de las embarcaciones de arrastre, de cerco y artesanales que operan más cerca de la costa y proporcionan periódicamente alimento a las aves marinas a través de los descartes de pesca.

«Las áreas Rampe también cubren gran parte de las aguas circundantes de las colonias de cría de las poblaciones estudiadas. Esto podría ser especialmente importante en especies de poca movilidad durante la época de cría, como la gaviota de Audouin, la gaviota patiamarilla o el cormorán moñudo», explica el catedrático Jacob González-Solís, jefe del Grupo de Ecología de Aves Marinas de la UB-IRBio.

«Sin embargo, la mayoría de estos espacios no disponen de medidas de gestión para proteger estas aves en el hábitat marino», alerta el investigador. «Por lo tanto, habría que dotarlos de planes de gestión que permitan una regulación de las actividades en el medio marino».

Limitar la pesca recreativa, aplicar medidas de mitigación para reducir las capturas accidentales (líneas de espantapájaros, calada nocturna de las artes de pesca, etc.), o incluso eliminar temporalmente la actividad pesquera durante las épocas de cría de algunas especies son algunas de las estrategias que podrían tener un impacto real sobre las poblaciones de aves marinas.

Identificar zonas de riesgo para proteger las aves marinas

Las áreas de protección de la Rampe solo cubren una pequeña área en el caso de las aves marinas más ampliamente distribuidas por el medio oceánico (como el petrel de Bulwer y las pardelas). «En estos casos, la gestión de las pesquerías y la aplicación de medidas de mitigación para reducir el riesgo de captura accidental pueden ser más eficientes que el establecimiento de áreas protegidas costeras», destaca la investigadora Virginia Morera, miembro del Grupo de Ecología de Aves Marinas de la UB-IRBio. Los expertos alertan de que solo una pequeña parte de las interacciones de la flota pesquera con la pardela balear —en peligro de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)— tiene lugar dentro de la RAMPE. «Por ello, es preciso continuar con el esfuerzo investigador para proteger las zonas con un elevado riesgo de interacción con pesquerías sin ninguna figura de protección y para identificar áreas decisivas para la conservación de las aves marinas en todo el país», subraya Virginia Morera.

En el caso de las piscifactorías, la gaviota patiamarilla y el cormorán moñudo son las especies que más frecuentan estas infraestructuras. Según los expertos, es preciso aplicar medidas para limitar la interacción de las aves con piscifactorías, evitar su dependencia como fuente de alimentación y limitar el excesivo crecimiento poblacional de especies como la gaviota patiamarilla.

El proyecto Amarypesca tiene el apoyo de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), la Federación Nacional Catalana de Cofradías de Pescadores, la Organización de Productores de Pescadores de Carboneras (Carbopesca), el Parque Natural del Delta del Ebro, el Consorcio para la Protección y la Gestión de los Espacios Naturales del Delta del Llobregat, la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Gobierno de las Islas Baleares, y la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria. En el proyecto, que tiene el apoyo de la Fundación Biodiversidad (Ministerio para la Transición Ecológica y Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente), a través del programa Pleamar del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), también participan los expertos Virginia Morera, Leia Navarro, Diego Vicente, Raquel Castillo, Xavier Ferrer, Raquel Ponti, y Raül Ramos (UB-IRBio), así como Ángel Sallent (ANSE) y Salvador García (IEO).

2021-04-14

  • Gaviota patiamarilla. Imagen: Pixabay
    Gaviota patiamarilla. Imagen: Pixabay.