Alcorques vivos en los jardines de Alderdi Eder y alrededores, en San Sebastián, a los pies de los tarays de floración rosada (Tamarix pentandra) que alllí aún llaman 'tamarindos'.
¡Qué alegría! Venimos de pasar unos días de descanso veraniego en la ciudad de San Sebastián y nos traemos los ojos impregnados de color: los pigmentos amarillos, rojos, anaranjados, azules, blancos o violetas de las más variadas flores con las que se visten con generosidad los pies del arbolado urbano, y que acaban de estallar. Es una apuesta más por la iniciativa alcorques vivos que estamos deseando que llegue a la Región de Murcia.
Lo más vistoso de estas intervenciones es su indudable valor estético: es toda una algazara visual. Pero la creación de estos microhábitats sobre todo impulsa la biodiversidad en la urbe, fomentando la presencia de especies autóctonas y silvestres, cuyo mantenimiento suele conllevar un menor coste. Con ello, además, se atrae y proporciona alimento y cobijo a una considerable cantidad de insectos, como las abejas, en notorio declive, diversas avispillas o mariquitas. Esta inestimable fauna beneficiosa que se ve favorecida por la iniciativa constituye un batallón de control biológico, que se retiene en la zona y puede contribuir a su vez a luchar contra las plagas que afectan a los árboles.
Asimismo, los alcorques naturalizados -y sobre todo los que sustituyen a los que se han cubierto con materiales sólidos- conllevan una mayor permeabilidad del suelo y un aumento en éste de microorganismos asociados, lo que dará lugar a ese "suelo vivo" que da nombre a estos proyectos, que finalmente también tendrá beneficios en el sistema radicular de los árboles.
El uso de este tapiz suponen también una alternativa al empleo de fitosanitarios, mejorando la condición del aire que respiran los ciudadanos. Y, por último, abren un nuevo escenario para las tareas de sensibilización y educación ambiental.
Los alcorques vivos se encuadran dentro de las ya conocidas 'Soluciones basadas en la naturaleza'. Gracias a su implantación, la ciudad puede recuperar parte de los servicios ecosistémicos que aportan los espacios naturales, reproducidos en estos mínimos parches de tierra, que se llenan de herbáceas de flor. Aquí caben especies aromáticas, como las lavandas, así como plantas ricas en polen y néctar, como la milenrama, el aliso de mar, caléndulas o margaritas, todo ello, dependiendo de las especies de árboles y las condiciones de la urbe. Y es una explosión de color y vida.
La tendencia de impulsar con toda clase de atractivo floral los alcorques se está implantando poco a poco por las principales ciudades del país. Sabemos que se ha aplicado en Barcelona, Burgos, El Real Sitio de Segovia o en Vitoria. ¿Conoces algún sitio más?, ¿tienes fotografías? Si es así, si nos las mandas al correo elclickverde@gmail.com, las incluiremos en este reportaje.
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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2021-08-03