Hace años no era fácil observar al martinete común (Nycticorax nycticorax) en la misma ciudad de Murcia, pero de un tiempo a esta parte es ya asiduo a ciertos rincones, donde se puede hallar a un ejemplar aislado, una pareja o hasta en grupo de cuatro individuos.
Da gusto verlos llegar por el Este, desde Los Dolores. A veces aparece uno, el primero, y gira en vuelo a la espera de unirse a los otros tres, que se han retrasado un poco.
Luego hace un quiebro y aterriza en un pequeño claro. Una vez en el suelo, en el lugar que ha escogido para pescar, se queda inmóvil en la postura en que ha aterrizado, aunque el río quede a sus espaldas. Después, pequeños movimientos rápidos y espaciados, un ojo mira para aquí, el otro para allá, y coge nueva postura, de cara al agua. Se mueve, diríamos, pequeño y rápido, como lo hacen las cañas y juncos que lo rodean. Se acomoda de nuevo con pequeños cambios en la posición de las patas, y ahí permanece, quieto como un tallo recio, esperando a que pase el primer pez...
Es una preciosa ave, engalanada con un penacho de plumas blancas que surgen de su nuca. Son tres, pero parecen una porque suelen estar muy pegadas. Fíjate, que en algún gesto se pueden apreciar hasta dos.
Tiene habitualmente preferencia por las luces ténues. Aparece al anochecer, cuando llega a las orillas del río a alimentarse, y al alba remonta el vuelo hacia sus refugios, en los que dejan pasar el día.
Ojalá esté anidando relativamente cerca. Se sabe que en la Región hace colonias, incluso junto a otras garzas, en algunos embalses. Cuando tiene crías, es más fácil que se deje ver en horas diurnas, para llevar alimento al nido.
Esperaremos a que llegue julio, a ver si vemos a los jóvenes cruzar los cielos, en busca de sus territorios de invierno, que se sitúan mayoritariamente en África.