Singladuras a una 'velocidad' de 10,5 residuos marinos por hora

La Asociación de Naturalistas del Sureste caracteriza desperdicios a la deriva en el Mediterráneo en una actividad en la que pueden participar voluntarios

anse_basura_mar_1.jpg

Una novedosa campaña está surcando nuestras costas estos días con el objetivo de conocer más y mejor qué basuras flotantes ensucian nuestras aguas. En su primera salida, de dos jornadas, la iniciativa ha identificado ya 153 desechos, principalmente plásticos tipo botellas, bolsas, restos de embalajes o bandejas de poliuretano. Como dato ilustrativo, la travesía, de 156 kilómetros, ha transcurrido a una 'velocidad' de diez residuos y medio visualizados por hora, con una media de un desperdicio al kilómetro.

Lamentablemente, la situación es tal que los responsables de esta actividad, lanzada por la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), se han topado con mucha más basura que con seres vivos, ya que en la misma trayectoria contaron 75 animales, como aves marinas, tortugas, cetáceos y peces. No en vano, cada expedición se combina con el recuento de aves y mamíferos marinos, faceta en la que ANSE reúne una larga experiencia y un nutrido archivo de datos.

composicion2-basura-mar-anse-elclickverdLa campaña, titulada 'Caracterización de la Basura Marina en el LIC Valles Submarinos del Escarpe de Mazarrón y su entorno', se realiza a bordo del Else, que tantas navegaciones acumula en su casco. Para ello, el viejo motovelero atraviesa el mar en trayectos diseñados en exclusiva para este proyecto, que adoptan la forma de dientes de una sierra no perpendiculares a costa, y con una separación entre ellos mucho menor a la utilizada en la toma de datos de pesquerías, “lo que permite un censo mucho más fino” y constituye a su vez un aporte novedoso a la metodología, destaca José Luis Murcia, biólogo responsable del programa de estudio.

Si bien es cierto que ya existen muestreos de microplásticos y restos del fondo, Murcia no tiene constancia de que se haya hecho “algo similar con este nivel de detalle en el Mediterráneo”. En este sentido, lo primero que esperan conseguir “es un mapa de distribución de densidades de residuos en el interior del LIC (Lugar de Importancia Comunitaria). Con los datos recopilados se podrán clasificar las distintas tipologías de residuos, conocer cuáles son los más abundantes, etc. Y con un estudio continuado me imagino que se podría estudiar el efecto de fenómenos meteorológicos en la abundancia de residuos, como episodios de viento intenso desde tierra o lluvias torrenciales con arrastre de materiales”, avanza.

Por eso, los datos recabados se pasarán a Ecoembes, con quien ANSE ha firmado un convenio de colaboración para realizar esta campaña, y asimismo se compartirán con los grupos de trabajo del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

En su primera aplicación, la metodología ha funcionado a la perfección, “el único problema hasta ahora es la falta de un piloto automático a bordo que nos pudiera hacer más fácil el mantener el rumbo del barco recto sobre los transectos diseñados, ya que ahora mismo esto depende de la pericia del patrón, y el Else suele ser un poco cabezón a la hora de gobernarlo, pero con gran concentración se está subsanando esa carencia”, apunta Murcia.

El área en estudio está cuidadosamente elegida. De una parte, es una zona que ANSE ya conoce y en la que ha trabajado intensamente durante los últimos años, y dado que la metodología es compatible con la toma de datos de aves y cetáceos, "continuamos con la labor de estudio de otros años”, se felicita el experto. A su vez, el LIC cubre la práctica totalidad del litoral sur de la Región de Murcia, e incluye en sus límites dos reservas marinas, la de Cabo de Palos y la de Cabo Tiñoso. A ello se une que la distribución de puertos de la costa, con Cabo de Palos, Mazarrón y Águilas, les permite plantear salidas de navegación de varios días optimizando el esfuerzo realizado y siguiendo la rejilla de muestreo. Y de otra parte, está cerca del puerto base del Else, Cartagena, “una ciudad de tamaño considerable que puede ser origen de contaminación de residuos procedentes de diversas actividades”, estima el responsable de las actividades de voluntariado.

La iniciativa, sin embargo, no contempla retirar los desechos de alta mar. “Recoger residuos desde el Else es tan solo un gasto de combustible. Su escasa maniobrabilidad hace que para coger una caja de polivinilo expandido tengamos que hacer maniobras durante unos diez minutos si no sopla mucho viento, imagina los residuos más pequeños; por lo que la labor de conteo e investigación es más adecuada para nuestro barco”, defiende el experto.

anse_voluntarios_else.jpgAhonda en este aspecto al añadir que “excepto a altas densidades o acumulaciones, creemos que la apuesta más decidida para disminuir el número de residuos en el mar es reducirlos en origen. La política actual de embalaje de alimentos es demencial por la cantidad de residuos que genera, o las prácticas agrarias en invernaderos o con cubiertas plásticas. Son necesarias leyes valientes y pioneras, como la que en Francia ya prohíbe la venta de cubiertos de plástico. Después, evidentemente, se ha de hacer una recuperación de los desechos generados para su posterior tratamiento. Todo ello acompañado de sus buenas dosis de educación ambiental, por supuesto”.

La campaña ha arrancado bien y ya está recabando sus primeros datos. De hecho, si bien Murcia advierte de que con solo dos días de navegación es pronto para determinar claves en la acumulación o densidad de los residuo, deja caer que “parece que hay tendencia a una mayor abundancia cerca de costa en las proximidades de Cartagena”, aunque insiste en que “es arriesgado sacar ninguna conclusión”. No hay prisa, aún queda tarea antes de completar las 18 jornadas previstas en la primera campaña, a la que le seguirá una segunda convocatoria. Hoy mismo, la tripulación del Else se ha vuelto a echar al mar y está de nuevo inmersa en la faena de identificar basuras a la deriva.

CÓMO PARTICIPAR

El primer requisito es pasar un cursillo formativo que convoca ANSE varias veces, en el que se aprende a identificar aves y cetáceos y a manejar la metodología.

  Después, la selección se hace en base a tres criterios. El principal es el tiempo que el aspirante pueda dedicar al proyecto. Cada persona nueva a bordo supone un tiempo de formación que no se invierte en otras actividades, por lo que si una persona formada puede dedicar más días que otra que solo puede hacerlo de forma esporádica, va a tener prioridad. El segundo criterio es la experiencia previa en proyectos similares. Y el tercero es ser socio de ANSE, pero se solo se usa en caso de igualdad de los dos primeros criterios.

  La llamada a embarcar se produce según la previsión meteorológica. La duración de cada salida se ajusta al estado de la mar para aprovechar todos los días navegables, sean o no fin de semana.

  En cada expedición hay de seis a ocho plazas.

En este sentido, también va bien el proceso de participación. Por el primer cursillo, necesario para hacerse con la metodología de trabajo, han pasado ya unos 40 voluntarios. Pero ANSE aspira a formar más o menos a cien personas. Todo ello, para estimar que al final de la campaña se embarquen alrededor de 50 voluntarios y otros tantos se apunten a las limpiezas de playas, que la entidad también lleva a cabo. Porque que el mar está lleno de residuos es un hecho tan triste como conocido, y no es un asunto nuevo para ANSE. “Prácticamente desde que el Else navega con nosotros se vienen haciendo limpiezas de playas inaccesibles desde tierra, como las del Rincón de Tiñoso. Años y años de retirada de residuos y concienzuda toma de datos antes de que todo el mundo empezara a hablar del problema de los plásticos en el mar", reivindica Murcia.

En la primera cita, con una ruta a unas 12 millas de la costa, participaron seis voluntarios en la toma de datos y diez en la primera limpieza de playas.

La salida marinera se inicia cuando los voluntarios suben a bordo del mítico Else, que espera paciente en el puerto, meciéndose entre rítmicos crujidos. Los participantes, entre seis y ocho, cumplimentarán unas siete horas de trabajo al día. Las rutinas son rotatorias. Así, hay una hora de observación, prismáticos en mano (después habrá otra), seguida del turno de toma de datos en un cuaderno y de otra hora de inserción de estos datos al ordenador, y después se despliegan tres horas que se distribuyen entre el descanso y labores de intendencia. Cuando toca observar la mar, dos voluntarios se reparten babor y estribor y no quitan ojo al agua. Tienen que dar prioridad a la detección de basuras frente a la vida animal, por lo que hay que reforzar la intensidad de búsqueda en las proximidades del barco para detectar pequeños elementos. A su lado, el responsable de la toma de datos está atento a sus indicaciones, ya que hay que anotar las circunstancias de cada hallazgo, sea basura, sea ave, o sea cetáceo.

"Es la primera vez que nos atrevemos con una metodología tan fina, ya que son varios los problemas que hay que solventar para poder llevarla a cabo con éxito. Pero estamos convencidos de que el esfuerzo valdrá la pena”, sostiene Murcia, experimentado marinero, para quien “cada plástico que veo en el mar es una amenaza para las especies que seguimos desde el Else desde hace años, desde aves marinas a tortugas marinas y cetáceos, y no solo eso, sino también para nosotros. Según estudios, un alto número de especies de peces con valor comercial presenta microplásticos en sus estómagos. Es cuestión de tiempo, si no está pasando ya, que toda la basura que acaba en el mar nos sea devuelta cuando consumamos los productos que de él obtenemos”.

voluntarios_vigilar_basura_mar_anse_anse

(Imágenes: ANSE. NOTA: artículo editado con imágenes que nos acaban de llegar desde la travesía que está teniendo lugar ahora mismo. Nuevas fotografías: las tres de las basuras flotantes, a la derecha (de Alberto Molina Serrano, tomadas ayer) y esta última, de la primera salida).

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.