Orientación en la naturaleza y en la vida

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No se oye una gran algarabía, pero el día en el monte es distinto. Hay como un nerviosismo entreverado con risas. Senderistas-deportistas, brújula en una mano, mapa en la otra, trasiegan por los caminos, y se ven pequeños grupos aquí y allá que se paran, observan el entorno, bajan la mirada al papel, discuten y avanzan. La orientación en la naturaleza se practica cada vez más. Niños, jóvenes y adultos pueden competir unos con otros, o consigo mismo, en busca de la superación. Es un deporte que aporta importantes beneficios físicos, derivados del hecho de andar o correr y, en nuestro caso, del contacto con el entorno; también intelectuales, puesto que hay que discurrir y descifrar un enigma; y emocionales, que se desprenden del trabajo en grupo. Puede conseguir, por ejemplo, que se pierda el miedo, que no el respeto, al medio natural, y en definitiva, contribuye a adquirir mejores condiciones para afrontar la vida.

La orientación consiste, básicamente, en recorrer un itinerario indicado en un mapa, pasando por determinados puntos que el participante no se puede saltar y que están marcados con unas balizas de colores que funcionan electrónicamente. De esta manera, la velocidad de decisión no es siempre lo más indicado, sino que es preferible asegurarse de que se escoge el camino y el objetivo correcto. Por eso, no todo es cuestión de ir corriendo tras un triunfo: "hay mucha más gente de la que te imaginas que participa andando. Lo primero es pensar, y luego adaptas tu ritmo a las condiciones del medio. Por zonas escarpadas o con vegetación muy densa es poco recomedable correr", recomienda Juan Carlos Alcolea (abajo), deportista aficionado a la orientación.

Alcolea apunta que se trata de "un deporte muy completo, con muchas virtudes. Sobre todo es muy integrador, porque tiene diferentes niveles de dificultad para su práctica y se puede realizar de forma individual o en grupo, a pie o en bicicleta, combinado con otras pruebas, etc. Además, requiere que los practicantes apliquen multitud de destrezas y conocimientos", señala.

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Desde hace ya un tiempo, Alcolea, que es también maestro de Educación Física y coordinador deportivo del Colegio Nuestra Señora de Belén, de Murcia, inscribe a sus escolares en competiciones de orientación, y lo hace por diversas razones. A nivel pedagógico, resume que "el principal motivo por el que trabajo con mi alumnado contenidos de orientación es el beneficio en el desarrollo de la autonomía personal de los chicos y chicas. A través de lo que para ellos es un juego, logran aplicar gran cantidad de conocimientos para resolver problemas complejos en el menor tiempo posible. Es un trabajo competencial enorme", explica.

Pero hay más provecho. "A nivel físico, está claro que es un deporte que requiere de cierto nivel de condición física, y su práctica repercute en la mejora de esta condición. A nivel emocional, el deporte es emoción siempre; esfuerzo, deportividad, compañerismo, éxito, fracaso, concentración, ilusión...", enumera Alcolea. En todo caso, advierte de que "lo más técnico, sin duda, es a nivel cognitivo, cuando entra en juego la brújula, los rumbos, las estrategias, cuando hay muchas curvas de nivel y pocos senderos. La dificultad física queda relegada a un segundo plano, aunque también es importante".

Entrando en detalle, dice el maestro que utiliza este deporte "con fines meramente educativos. Sobre todo quiero que mis alumnos y alumnas sean capaces de aplicar los conocimientos que tienen sobre matemáticas, ciencias sociales y naturales, y lengua, para que valiéndose de sus capacidades motrices, puedan resolver un problema, que es lo que les plantea el mapa. En una expresión: contribuir a desarrollar sus competencias. Por supuesto, el componente competitivo pasa a un segundo plano, a un nivel meramente motivacional", precisa, y añade que "es una actividad que les encanta, ya sea en el patio del colegio o en el medio natural. Sus reacciones casi siempre son el feedback que hace que me plantee qué mejorar en mi actividad docente".

Como suele ocurrir, Alcolea parte de su experiencia propia para animar a los más jóvenes a introducirse en esta práctica. "Recuerdo que la primera vez que realicé una prueba de este tipo fue en Secundaria, con 15 años, y lo que más me gustó fue ver cómo las balizas estaban exactamente tal y como expresaba el mapa. Luego, lo típico: es parecido a un juego de pistas, que siempre son muy divertidos por la incertidumbre que despiertan; y a niveles más primarios, creo que a todo el mundo le gusta hacer la cabra por el monte y liberarse un poco de determinados encorsetamientos", evoca. Ahora, reconoce, "es un deporte que engancha, siempre tengo marcadas las próximas carreras en mi agenda y, si puedo, participo en la categoría de Open Rojo -la más difícl dentro de las indicadas para principiantes, apta solo para adultos-. Lo de las marcas es lo de menos, no hay dos carreras iguales, y cuando se te atraganta una baliza ya te puedes olvidar de mejorar tu tiempo", observa resignado.

De cara a su alumnado, recuerda que todo comenzó por un curso de formación del profesorado. A partir de ahí, lo introdujo como contenido concreto en sus programaciones de 5º y 6º de Primaria. "Antes sólo utilizaba la orientación como herramienta metodológica, y ahora suelo llevar a mis alumnos mayores a las competiciones de la campaña de Deporte Escolar", cuenta.

Contacto con el medio

nina_llega_corriendo_a_una_baliza_peq.jpNo siempre, pero este deporte se practica a menudo en medio de la naturaleza. "Los organizadores de estas carreras son capaces de sacar circuitos maravillosos de sitios insospechados", alaba Alcolea. Normalmente, los clubes escogen espacios naturales emblemáticos de sus municipios para desarrollar estas pruebas: el Valle, Coto Cuadros, Coto Maravillas, las Alquerías en Espuña, o la Sierra del Molino de Calasparra.

Además, en los recorridos siempre hay que aplicar conocimientos de geografía para identificar cauces, cortados, depresiones. Y en cuanto a la botánica, las especies singulares o características aparecen marcadas con una circunferencia verde porque son una referencia valiosa. Lo cual no quita para que "desde el punto de vista de un aficionado a la naturaleza, se pueda mejorar esta información", sugiere Alcolea.

ninas_en_baliza_peq_difum.jpgEn su opinión "esta práctica supone una mejora para las áreas en las que se desarrolla este deporte porque se le da otra utilidad social a los espacios naturales, y esto a su vez repercute en que los responsables políticos y los propietarios de las parcelas se impliquen en mantener el medio en un buen estado de conservación", apunta el deportista. Asimismo, señala que "la actividad en sí genera un impacto natural bastante bajo: se hace de día, no se llega en coche hasta la zona de la prueba, no hay avituallamientos lejos de caminos, no hay música ni contaminación acústica, en las carreras de orientación en bicicleta de montaña no se permite abandonar senderos ni caminos, etc. Y creo que ayuda a conocer mejor el medio natural, y a su vez, conocer permite mejorar", defiende. 

En todo caso, apunta que se trata de un deporte aún bastante "familiar". En este sentido, se lamenta de que "tenemos las principales zonas naturales del municipio de Murcia llenas de gente haciendo deporte todos los días: el Valle, el Coto de los Cuadros (con sus vergüenzas) o los paseos de la maltrecha mota del río Segura; siempre con corredores, senderistas o ciclistas. Probablemente, la traba para que la orientación no se practique más esté en lo que cuesta organizar entrenamientos con regularidad ya que no se trata de una instalación permanente como una cancha de baloncesto". A eso podría unirse "que las personas que se dedican a elaborar los mapas suelen tardar bastante porque tienen que expresar en ellos todos los detalles, e incluso acudir a los sitios periódicamente a revisar que todo siga en su lugar. Hay una labor previa admirable", elogia. Y además, la constatación de que solo hay un club en toda la ciudad de Murcia. "Echo de menos más presencia de clubes de Orientación en los municipios de mayor población, aunque en esto, Lorca es la excepción".

Pero, con eso y con y todo, hay esperanzas para acabar en positivo: "A mí, me gustaría organizar una prueba Sprint -más rápida- por carriles de la huerta de Murcia, pero es un proyecto a medio plazo", avanza. Sería una buena opción para combinar diversión y los beneficios de este deporte con la posibilidad de conocer los valores naturales, culturales y paisajísticos de la huerta, sus rincones y la oferta de tranquilidad que despliega tan cerca de la ciudad.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.

Cómo es la competición

El deporte de orientación se desarrolla casi siempre en la naturaleza, aunque existen modalidades por parques, e incluso por zonas ubanas, donde suelen tener lugar las carreras más rápidas.

La dinámica de esta disciplina es bastante sencilla. Juan Carlos Alcolea, maestro de Educación Física y practicante de este deporte, lo explica así: "Normalmente, llegas al centro de competición, te identificas, en mi caso recojo alquilada la pinza electrónica, y partes hacia la salida. Suele ser una caminata de unos diez o veinte minutos que utilizas para calentar. Llegas a la salida, y cada minuto va saliendo un corredor según tu categoría. Es en este último momento de salir cuando recoges el mapa y lo ves por primera vez. A partir de ahí, a realizarlo. Existen muchas modalidades diferentes; relevos, equipos, individual, lineales, score, salida en masa, etc. Suelen durar una mañana, aunque eso también depende de la distancia de la prueba", apunta.

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Los mapas llevan una leyenda en la que se indica dónde se encuentra la baliza. Por ejemplo, si está en un grupo de piedras, indica que está junto a la roca, y apunta pistas como 'más al norte'. Las balizas van numeradas de tal manera que la que en un mapa es la número 3, en el de otro participante puede ser la 13. "Esto hace que cuando un competidor llega a un control y descubre que no se corresponde con el número que busca, tiene un problema y toca detenerse, tranquilizarse y analizar el mapa mejor", aconseja el maestro.

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La baliza suele estar a la vista y ser bien colorida, aunque en ocasiones se esconde más para imprimir mayor dificultad a la competición. El sistema actual consiste en acercar la pinza electrónica que el participante recibe al iniciar la carrera, y que normalmente se engancha a un dedo, al dispositivo de la baliza, para que quede una marca electrónica de su paso con el registro del tiempo realizado. Al final del recorrido, se descargan los datos de las pinzas de todos los competidores para establecer el ranking final.

Alcolea considera que se trata de un deporte para toda la vida por su capacidad de adaptación. Así, hay corredores y categorías desde alevines (10 - 12 años) hasta veteranos y "mientras que el cuerpo aguante", dice, y asegura que "siempre que tengamos un nivel de aptitud física adecuada para la práctica deportiva, se puede practicar orientación".

En este sentido, existen equipos formados por familias de padres, madres e hijos, e incluso abuelos y nietos. "No seré yo el primero ni el último que hace una prueba de este deporte junto con su pareja y portando un bebé de 8 meses al mismo tiempo", cuenta.

Mantente informado

La orientación, como todo ejercicio, hay que practicarla sabiendo lo que se hace. Al fin y al cabo, el entorno natural tiene sus peligros. "Siempre hay riesgos, como en todo, y hay que saber minimizarlos o asumirlos si son asumibles. El deporte no es sano, hay que hacerlo sano", avisa Juan Carlos Alcolea, maestro de Educación Física.

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Por si le viene bien al lector, dejamos aquí la web de la Federación de Orientación de la Región de Murcia, donde reúnen consejos, convocatorias, mapas y una enorme cantidad de información útil:

http://www.regiondemurciaorientacion.com/