La fauna desde el hide

Hemos visitado la Finca Torrecillas Ecoretreat

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En un paseo campo a través no es fácil tropezarte con la comadreja a la amanecida, el búho real surcando el aire silencioso o un largo posado de una oropéndola a media mañana. La fauna del bosque ve, oye y huele todo lo que ocurre en su bosque. Un buen hide, a modo de humilde cabaña fundida con el paisaje, se hace imprescindible para poder observar su quehacer más cotidiano. En la Finca Torrecillas acaban de construir uno y elclickverde ha podido visitarlo.

El hide al que acudimos es recogido, de tamaño medio y está pensado para la contemplación de aves. Frente al mirador han diseñado una pequeña charca elevada sobre el terreno de piedras y tierra y rodeada de troncos deshojados. Son las perchas en las que se posarán las aves que lleguen atraídas por el bebedero, un vergel en la sequía circundante. Aun y todo, es la zona más rica en agua de la finca y para su construcción se aprovechó una pequeña balsa que recogía el agua de lluvia.

Ha sido un acierto y saber hacer su empeño en utilizar los materiales del entorno para construir la cabaña, y no echar mano de una caseta prefabricada. Para su elaboración han recurrido a postes de pino, caña, esparto y las plantas herbáceas y leñosas recogidas en los alrededores.

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En el interior corre un aire fresco, en julio, y hay espacio para cuatro observadores. Sendas banquetas, enfiladas con sus orificios en la tela, permiten una observación relajada. La empresa equipa la estancia con varias guías de aves que servirán para contrastar las observaciones, así como agua e incluso una barrita energética. Además, un guía da las explicaciones pertinentes si los visitantes no conocen bien la fauna del sureste ibérico. Si ya son expertos y avezados, les acompaña hasta las instalaciones, dejando a su elección la hora de entrada. Si quieren madrugar, harán bien, “el amanecer es de los mejores momentos para ver la fauna”, explica José Luis López Nieto, guía del hide y experto en fauna. Pero también es posible hacerse un poco el remolón y llegar a la hora del almuerzo, por ejemplo. Para eso, López Nieto tiene sus trucos: “nos acercamos todos, entramos, y al rato salimos unos cuantos, dejando a los observadores dentro. Las aves no saben contar, así que si permanecen en silencio, al rato volverán a posarse”, revela.

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Pero lo más atractivo es lo que ocurre fuera. Es cuestión de silencio y paciencia. “Ya llega una veintena de especies”, cuenta López Nieto, quien las ha fotografiado y guardado para el archivo 'personal' del hide 'Lo Zamora'. Entre sus visitas más asiduos, los verdecillos, los pinzones y hasta un palomo de columbicultura con sus alas rojas. También ha capturado con su objetivo al macho y hembra de pito real, carboneros, alcaudones, el colirrojo real, currucas varias, escribanos... y su pieza más esperada hasta el momento: la esquiva oropéndola. La próxima 'presa', anhela, será un gavilán, “espero que antes o después entre”, suspira el técnico.

Agosto puede ser un buen mes para aprovechar el hide en la Región, debido al paso de pájaros que vuelven de la cría en territorios del norte. Y de cara al próximo invierno, además, tienen intención de enriquecer la charca con alimentos, más escasos en esta estación, y porque de forma natural surgen más puntos de agua en la finca que se llevan parte de las visitas. De esta manera, conseguirán aumentar el atractivo de la zona para los visitantes alados... y algunos más, porque también un sapo se acercó a desovar incluso antes de la 'inauguración oficial', y López Nieto ha disfrutado del salto inesperado de un lagarto ocelado, “no sé si escapándose de un depredador o lanzándose a por los verdecillos”, sopesa todavía.

 

¡Míralo en el vídeo!

 

 

 

Más adelante aún, rediseñarán la charca cambiando las perchas, para que el escenario sea distinto y se puedan obtener fotos nuevas. En cualquier caso, el hide no es solo para la captura fotográfica. La filmación de vídeos, la escucha de los sonidos, el estudio, impartir clases de naturaleza o de educación ambiental, o la mera contemplación y disfrute de la vida son también actividades que se pueden desarrollar en su interior y alrededores.

No nos hemos olvidado de las rapaces, también abundantes en estos cielos; pero el experto, que ya ha retratado, por ejemplo, al águila culebrera, considera difícil que bajen hasta este abrevadero. Para ellas, están pensando en idear otra charca más amplia, donde se sientan más a gusto. Mientras, para poder otearlas, la Finca dispone de un observatorio elevado, no camuflado, que ofrece una visión de 360º de todo el territorio. Se puede utilizar de día y de noche, y escuchar a los seres que frecuentan este punto emblemático de Torrecillas: autillos, alcaravanes, zorros, búhos, garduñas, jabalíes, gato montés... O dejar descansar la mirada en el Mar Menor, que se extiende en la lejanía.

No en vano, la parcela, situada en Corvera, a la espalda de Carrascoy, abarca algo más de 90 hectáreas pertenecientes al Parque Natural de El Valle y Carrasoy, repartidas casi a partes iguales entre un cultivo de almendros, algarrobo u olivo, y área forestal, cubierta en su mayoría con pino carrasco en mosaico con espartal.

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Paco de Lara, propietario y promotor de la renovación de la Finca, baraja un montón de ideas que va haciendo realidad poco a poco, escalón a escalón. Este ingeniero técnico agrícola quiere construir más hides, diseñar recorridos botánicos -mostrando el bosque en mosaico mediterráneo, con especies emblemáticas como las orquídeas, y otras aromáticas, endémicas y singulares-, fomentar la gastronomía tradicional -aprovechando el feliz hallazgo de varios libros de recetas manuscritos por sus ancestros-, abrir un camino de reconocimiento de huellas de la fauna, o recuperar las técnicas de trabajo del campo tradicionales o del cuidado de una casa que fue testigo de la vida diaria que se desplegó desde el año 1625 y durante más de dos siglos. En definitiva, busca potenciar “esta cancha con trabajadores profesionales especialistas en cada una de estas materias”, que puedan mostrar al visitante todos estos valores en profundidad. Y, todo ello, con el envoltorio de preservar la paz y la tranquilidad y fomentar un turismo no masivo. Por ello, ha bautizado a esta iniciativa con el término anglosajón de 'eco retreat', a modo de retiro, asegurando una atención cuidada a sus inquilinos. De este modo, la Finca Torrecillas parece erigirse como la única iniciativa privada en la Región que ofrece tal variedad de enfoques y que apunta a un ecoturismo de alto nivel al que le atrae la experiencia de disfrutar del entorno en sí mismo.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.

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Historias de una charca pajarera

José Luis López Nieto, experto en fauna y guía del hide 'Lo Zamora' de la Finca Torrecillas, se entusiasma con la observación de la vida salvaje.

“He visto a un macho de escribano soteño llegar con un insecto en el pico, depositarlo a un lado, beber, y recogerlo de nuevo para llevárselo a sus crías”, cuenta. Y es que los pequeños detalles son los que tejen la gran historia natural. “El pito real es muy confiado, una vez que incluso sabe que estás ahí hasta se queda más tranquilo”, y ha comprobado que, cuando llega, manda, de manera que echa a los pajarillos que están bebiendo, se baña y se va; o el mirlo, habitual de los parques y jardines de la ciudad, que “aquí se muestra mucho más inquieto”.

Perdices, tórtolas y otras aves visitan el estanque, pero no son las únicas, ya que es un oasis para todo tipo de animales, como varios tipos de avispas, libélulas y caballitos del diablo, conejos,  sapos o lagartos. A quien le guste esta fauna, también tiene un hueco en el tranquilo hide de la ladera sur del Parque Natural de El Valle y Carrascoy, a medio camino entre las ciudades de Murcia y Cartagena.

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(NOTA: todas las imágenes no firmadas por elclickverde son de José Luis López Nieto).