La Cueva del Arco, que acogió a neandertales y sapiens, presenta sus mejores piezas inéditas en Murcia

La sala a reventar en la conferencia de anoche refleja el gran poder de convocatoria de la arqueología murciana

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Rraederas y núcleos del Paleolítico Medio, puntas del Paleolítico Superior -incluso una fracturada por un impacto-, así como una pieza de cerámica profusamente adornada del Neolítico antiguo, demuestran la inusual sucesión de la presencia del hombre prehistórico desde la época neandertal -hace 45.000 años- hasta el hombre moderno -hace 5.000 años-, son algunas de las piezas 'aún calientes' extraídas de la Cueva del Arco, recientemente investigada con gran sorpresa, y que ahora se exponen por primera vez al público murciano en el Museo Arqueológico de Murcia. Joaquín Lomba Maurandi e Ignacio Martín Lerma repasaron ayer los asombrosos hallazgos que está rindiendo la prometedora zona en la conferencia titulada 'Novedades en la Prehistoria de Cieza: el Cañón de Almadenes y la Cueva del Arco'. La singularidad del yacimiento pasa por que “tiene algo de especial, y es que en otros lugares hay un único nivel de ocupación que solo pertenece a sapiens o solo pertenece a neandertales. Pero en esta cueva tenemos una transición entera, completa, que nos habla de cuáles son las cosas que se dejan atrás por la aparición del hombre anatómicamente moderno", avanzaba Martín Lerma.

lomba-y-martin-lerma-charla-cueva-arco-eCon una sala a rebosar (hubo incluso quien no pudo acceder por estar el aforo al completo), Lomba recordó que el impulso definitivo para revisar la Cueva del Arco se debió a un inquietante incendio que tuvo lugar en 2015. Las altas temperaturas alcanzadas en la zona, de unos 700 ºC, hacían temer que la piedra caliza hubiera estallado, perdiéndose todas las pinturas. Los trabajos de investigación iniciados tras el fuego impulsaron una actualización de la documentación sobre las pinturas rupestres de la zona, permitieron hallar nuevas cavidades cuyas entradas habían estado hasta el momento ocultas por la vegetación ahora desaparecida, y supusieron finalmente los inicios de las excavaciones en la Cueva del Arco, que ya se conocía pero que estaba muy colmatada por el sedimento.

Las sorpresas no tardaron en llegar y la suma de todas ellas sitúan a la cueva “en el podium de los yacimientos paleolíticos”, según defendió Martín Lerma. Los hallazgos incluyen restos de hogueras de más de 30.000 años, realizadas con enebro, que por su buen estado de conservación “parecen hechas hace dos días” pero que tienen “una de las dataciones más antiguas del Gravetiense mediterráneo” (etapa que se sitúa en los inicios del Paleolítico Superior, con el Homo sapiens), destacó el arqueólogo. Además, solo en un primer sondeo de un metro cuadrado en la cavidad principal fueron hallando una serie de encuentros que originaron, uno tras otros, una sucesión de “gritos de alegría”, como microlitos geométricos, puntas de flecha solutrense con el extremo roto, lo que indica que fueron usadas; utensilios de piedra de época gravetiense, y “la joya de la corona, una serie de núcleos y raederas convergente, útiles muy característico de un mundo que ya no es el nuestro, sino el de los neandertales. Nosotros no nos lo creíamos, no lo buscábamos, pero las evidencias son las evidencias”, asume Martín Lerma, codirector junto a Didac Román de la campaña de excavación de la cavidad.

La Cueva del Arco "no es un yacimiento normal", tiene características para estar “en el podium de los yacimientos paleolíticos del Sureste”, el enclave "aún tiene poca densidad de materiales pero es todo excelente", asegura Martín Lerma, codirector de las excavaciones

Para el profesor de la Universidad de Murcia (UMU), el 2017 ha sido el año de la Cueva del Arco ya que “nos ha puesto delante de los ojos el gran proyecto que tenemos entre manos”. Así, en este ejercicio se insiste en la segunda cavidad, que todavía no había dado los frutos esperados aunque ya se había descubierto en ella cerámica neolítica. Al retirar el sedimento, se despejó una abertura que daba acceso hacia el interior, donde se halló un colgante del Pleistoceno y un raspador “que indicaba que el Paleolítico estaba ahí dentro”.

Y así, lo obtenido hasta ahora conforma aún un conjunto de pocas piezas, pero muy buenas. “Éste no es un yacimiento normal, el material tiene poca densidad pero es todo excelente. Esto huele bonito, a sitio especial. Esto no es un taller, encierra determinadas características diferentes”, dejó caer Martín Lerma.

Pero hay más. Una última sorpresa de la cueva del Arco, “que dará mucho que hablar sobre todo en cuestiones paleoclimáticas y paleoambientales”, es la presencia de una capa de dos metros de loess, una acumulación de sedimento muy fino, bastante homogéneo y no estratificado, originada por el viento y característico de las últimas glaciaciones. El loess ya existe en la Región de Murcia, pero está muy poco documentado, y el grosor es aquí un dato importante: “hay colegas míos que alucinan cuando les sale un centímetro de loess”, comparó el experto.

cueva_arco_publico_ecv_pq.jpgTodo el trabajo de análisis e investigación originado tras el incendio en la zona del Cañón de Almadenes ha dado lugar al estudio de las pinturas rupestres con técnicas novedosas, lo que ha permitido descubrir figuras nuevas. El trabajo de campo ha sido largo y complejo, pues las cuevas tienen tan difícil acceso que los espeleólogos de la OJE de Cieza “nos han estado bajando como paquetes”, bromeaba Lomba, también profesor del Área de Prehistoria de la UMU. Pero ha dado lugar a un gran archivo en 4D, que consiste en representaciones 3D que tienen asociadas datos como las temperaturas, o las tensiones en superficie y en profundidad de las pinturas. Y así, una de las ideas es hacer una réplica en 3D de la Cueva del Arco, para que puedan verla quienes no tengan la opción de acercarse a su enclave real.

Mientras llega, aún se pueden ver los objetos recién extraídos de la cueva en el Museo Arqueológico de Murcia dentro de su sección 'La pieza del mes'. Estarán expuestos un mes, como primicia en Murcia, y después volverán al laboratorio. Incluyen un raspador para curtir la piel, un buril que sirve para trabajar el hueso, las puntas o proyectiles para la caza.... “Son muy espectaculares, muestran la complejidad del mundo paleolítico, y con una talla que indican la existencia de unas cadenas operativas complejas”, describe Martín Lerma. Y todo está expuesto, deseó el arqueólogo, para entender el pasado de la Región, conocer el Paleolítico y hacer "que la Cueva del Arco empiece a ser de todos".

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.