Una de cada tres personas en España se muestra predispuesta a participar en la transición energética de forma activa para transformar el sector eléctrico hacia uno 100% renovable, eficiente, inteligente y en manos de la ciudadanía, según una nota de prensa de Greenpeace, en la que se hace referencia al informe 'Energía colaborativa: el poder de la ciudadanía de crear, compartir y gestionar renovables' publicado hoy por la ONG.

Del estudio, en el que se han encuestado a 3.000 internautas de entre 25 y 65 años, también se desprende que no sólo hay potencial tecnológico para que la ciudadanía participe en la energía produciendo, consumiendo, intercambiando, almacenando, financiando las energías renovables o participando en sistemas de gestión de la demanda, sino que también emerge el deseo en una parte importante de la población de poner en práctica esas nuevas posibilidades asumiendo nuevos roles que se suman al de simple cliente de una empresa comercializadora (suponiendo que esté vigente la legislación adecuada para animar este crecimiento), indica la entidad.

Greenpeace recalca que "la democratización energética ya está ocurriendo en muchos países" y detalla que el informe constata que la ciudadanía quiere que ese movimiento se contagie a España y que pide asimismo que la electricidad que está por venir sea ética, renovable y ciudadana.

En concreto Greenpeace ha recogido la opinión de los usuarios sobre seis temas.

Así, ante la idea de "consumir electricidad ética, ecológica y en manos de las personas", casi el 31% de las personas entrevistadas quisiera ejercer su poder de compra y escoger un nuevo proveedor de electricidad que garantizara que produce y vende sólo electricidad 100% renovable, de propiedad distribuida en las manos de miles de ciudadanos. En este punto, piden que en esta entidad no contraten a políticos y expolíticos, evitando así las “puertas giratorias”.

Cuando se ofrece la posibilidad de que el usuario pueda aportar una cantidad limitada de dinero para ser co-propietario de las instalaciones renovables hay mayor predisposición a ser cliente co-propietario (54,4% de los potenciales clientes) que sólo cliente (38,2% de los potenciales clientes).

En lo referente a la inversión ciudadana en energías renovables, el 12,1% de las personas consultadas adoptarían el rol de ciudadano inversor que participa con sus ahorros en plantas de generación de energía renovable directamente, sin ser parte de una entidad.

Asimismo, el 13% de las personas encuestadas declaran haber considerado muy seriamente instalar el autoconsumo en sus hogares y empresas antes de la encuesta. "Este dato expone el apoyo que ya existe en la sociedad de la ciudadanía al autoconsumo", opina la ONG, desde donde añaden que cuando se propone que haya una entidad ética, renovable y ciudadana que facilite el autoconsumo se suma otro 25,3% de la muestra.

El elemento común entre las personas más predispuestas a participar en la transición energética "es el hartazgo ante las eléctricas tradicionales", aunque aún se sitúan en una posición de “resignación” frente a éstas (“no nos gustan, pero las necesitamos”) y afirman que les haría falta una iniciativa que responda a sus valores para activarse, advierte el texto.

La entidad aclara que la orientación política de las personas encuestadas no afecta de manera exacerbada la respuesta ante los roles propuestos, "algo que demuestra que la conciencia energética no es partidista, al ser la energía de interés general". Además, añade, la población en su mayoría reconoce la energía como un bien de primera necesidad y reclama que se reconozca como algo a gestionar de forma eficaz en pro del bien común sobre lo que la ciudadanía tiene derecho a tomar decisiones estratégicas.

“Los números muestran que serían suficientes los usuarios dispuestos a participar en la generación colaborativa de energías renovables o gestión de la demanda, si se pusieran las herramientas regulatorias necesarias como para contrarrestar el poder de las compañías contaminantes. De ahí el rechazo de las eléctricas a la democratización de la energía”, ha declarado José Luis García Ortega, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace.

También es destacable que, sin embargo, las personas encuestadas no sabrían identificar posibles soluciones para realizar el deseo de asumir roles más activos, avisa la organización ecologista.

La entidad considera que "la tecnología ya hace que la transformación del modelo energético hacia la democratización sea posible y viable, pero que ocurra depende de factores sociales y político/institucionales". La importancia del estudio, subraya Greenpeace, radica en "aclarar que el cambio tecnológico es consistente con los cambios sociales que cada vez más demandan capacidad de acción local para tener impacto a escala global con nuevas formas de relacionarse e incluso de tomar control de su energía".

Es obligación de todos los gobiernos impulsar la transición energética en manos de las personas y priorizar así el interés general, la lucha contra el cambio climático y el abandono de las energías fósiles y nuclear. La electricidad deja de ser necesariamente controlada por grandes corporaciones y se abre la era de la democratización de la energía. Lo inaceptable es que se le pongan barreras”,expone Sara Pizzinato, responsable de la campaña de energías renovables de Greenpeace.

Al respecto, Greenpeace defiende que el Gobierno español y la Comisión Europea "deberán crear un marco legal y administrativo para proteger el derecho ciudadano a participar en paridad de condiciones en el mundo de la electricidad para producir, consumir, almacenar, intercambiar y gestionar energías limpias de forma individual o colectiva".

"La ley de cambio climático y transición energética española y las normativas energéticas que se están trabajando a nivel europeo (Paquete de Energía Limpia para Todos los Europeos), tienen que marcar firmemente el camino para un sistema energético 100% renovable en manos de la ciudadanía", concluye la nota.

2017-09-12