Una nueva investigación ha demostrado que el topillo campesino (Microtus arvalis) es capaz de amplificar la presencia de la bacteria Francisella tularensis, causante de la tularemia, una enfermedad infecciosa que afecta a animales y personas, según una nota de prensa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los investigadores destacan la importancia que tienen las explosiones demográficas de mamíferos en la epidemiología de la tularemia, siendo las plagas de topillos un factor clave. Esta enfermedad, endémica en España, con 1.386 casos clínicos descritos entre 1997 y 2016, según datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, se registra en Castilla y León coincidiendo normalmente con las plagas de topillos. Estos animales alcanzan densidades muy elevadas en esta región, lo que contribuye a que la bacteria Francisella tularensis se multiplique.

De forma general, la enfermedad en personas comienza con síntomas inespecíficos, mayoritariamente tipo gripal, que varían en función de la vía de transmisión y la mayoría de los casos curan con tratamiento antibiótico adecuado. “Las personas se pueden infectar por diferentes vías, como son la inhalación de aerosoles y material vegetal o tierra infectada, el contacto con animales muertos, por ingestión de agua contaminada, así como la picadura de vectores de transmisión como garrapatas y mosquitos”, explica el investigador del CSIC Francois Mougeot.

Dos grandes brotes de tularemia han sacudido Castilla y León en los últimos años: uno entre 1997 y 1998, y el segundo entre 2007 y 2008. En total fueron más de 1.000 las personas afectadas por la enfermedad notificadas de manera oficial. “El primer brote fue principalmente atribuido a la manipulación de liebres de caza, mientras que el segundo a un aumento de la abundancia del topillo campesino”, señala Mougeot.

Posteriormente, en 2014, volvieron a aumentar los casos de tularemia en humanos, con 95 pacientes confirmados, en un momento en que se registró de nuevo un aumento “significativo” de la población de topillo.

Según los autores, esta investigación pone de manifiesto que el topillo campesino tiene un papel clave en la transmisión y en la amplificación de la bacteria en los medios agrarios de Castilla y León, donde esta especie de roedor está ampliamente distribuida. La amplificación del patógeno en el medio se produce principalmente durante las plagas, cuando se alcanzan densidades de hasta 1.000 topillos por hectárea, de los cuales un tercio puede ser portador de Francisella tularensis. “Por tanto, es importante llevar a cabo un seguimiento de las poblaciones de topillo campesino para prevenir los brotes de tularemia, tratando de reducir la exposición de las personas a dicha enfermedad”, agrega el investigador del CSIC.

El trabajo, que se ha publicado en el último número de la revista PLOS Pathogens, ha sido realizado por un equipo con participación de investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (un centro mixto del CSIC, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha), y ha contado con la participación de científicos del Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible (Universidad de Valladolid), del Instituto de Salud Carlos III (Madrid), y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-la-Mancha.

Por parte de elclickverde solo esperamos que este dato no sea utilizado para exterminar al topillo campesino, sino más bien para insisitr que a la fauna salvaje hay que tratarla a distancia y dejarla lo más tranquila posible. Y si se produce una plaga, analizar a qué responde la explosión demográfica, que bien puede deberse a un excesivo cultivo de un determinado vegetal ya que se trata de un herbívoro estricto.

2017-11-17

  • Un topillo campesino. Imagen: CSIC
    Un topillo campesino. Imagen: CSIC.