La ecología pasa de puntillas por la campaña electoral

monica_rubio_foto_artista.jpgSi no es por la ciudadanía, la ecología ni se asoma a la campaña electoral. Creía una que ya corrían otros tiempos, pero no. Los políticos, por lo menos los políticos al uso, no han hecho apenas mención de nuestros problemas medioambientales en campaña. Ni tampoco los principales periodistas, pues no la hicieron figurar entre los grandes bloques de los despampanantes debates de los que hemos sido testigos. Y eso que unos días antes de la cita electoral salía a la luz el 'histórico' acuerdo de la Cumbre del Clima, lo cual hubiera dado mucho que hablar si se hubiera querido. Han sido los ciudadanos los que han puesto la ecología sobre la mesa. Se manifestaron antes de la citada cumbre parisina, han preguntado por estas cuestiones en las redes sociales, se informan y comparan. Y quieren respuestas. No sé si servirá de mucho, ya saben que esta narradora no por reivindicativa suele mostrarse menos escéptica. Al contrario. Quizá ni siquiera la propia ecología, que apuntaba con manifestarse también hoy mismo con altos índices de contaminación en Madrid, pueda recordar a los madrileños que tienen un problema. Igual que los ciudadanos de Pekín. Diversos conocidos me cuentan que algunos vecinos pekineses ya están tratando de abandonar la capital hacia ubicaciones menos contaminadas. ¿Ocurrirá lo mismo aquí un día? ¿Tendrán los madrileños que dejar Madrid en busca de aire puro? Quizá este futuro se decida hoy de las urnas. Porque hasta ahora no ha habido voluntad. Falta de sensibilidad, dicen unos. Y una leche. Falta de voluntad. No hay que ser muy sensible para apoyar el desarrollo de la energía solar fotovoltaica, y sí muy insensible para retirar ayudas con retrospectividad y alevosía. La energía solar, que supondría un gran alivio económico para los ciudadanos y el enfoque hacia la estratégica independencia energética del país, se ha erigido en estandarte de un camino que ya es hora de tomar en todo el planeta. Como todo camino, se empieza con un primer paso. Un voto, un paso. Gane quien gane, como la ecología solo pasa de puntillas por las camapañas electorales, continuaremos reivindicando. Porque éste también es un camino. Seguimos cavilando.

  • El maremagnum electoral y el planeta
    El maremagnum electoral y el planeta